
Tras un daño cerebral es importante aprovechar lo que actualmente se conoce como plasticidad cerebral o neuroplasticidad del sistema nervioso central. Ya que si el tratamiento se realiza lo más pronto posible, se reducen las posibles complicaciones inherentes producidas por la inactividad prolongada. A la vez que se favorece una neuroplasticidad correcta que evite la presencia de patrones posturales incorrectos.
Pero ¿Qué es eso de la plasticidad cerebral?
Una persona adulta ha formado a lo largo de su vida una red neuronal totalmente individual. La cual se basa en su programa genético personal, y especialmente, en todas aquellas funciones que la persona ha realizado a lo largo de su vida. Con esto que quiero decir, pues que mi madre, por poner un ejemplo, es una mujer de 75 años que ha tenido en su infancia, juventud y edad adulta una serie de ocupaciones diarias y aficiones que han determinado su comportamiento motor. Es decir, la red de neuronas de mi madre es completamente diferente al de cualquier otra persona. Ya que su genética y su vida han marcado esta red neuronal. Y por lo tanto, su movimiento es completamente diferente al de otra persona.
Y todo esto ¿Porqué es relevante tras un daño cerebral?
Inmediatamente después de una lesión cerebral se produce un trastorno o destrucción en una determinada red neuronal. Lo que provoca que ésta se destruya y no pueda regenerarse. Sin embargo, a la vez que esto sucede, también se produce una reorganización neuronal por parte de las neuronas no dañadas que se encuentran en la periferia de la lesión. Aspecto relevante para la posterior recuperación funcional del paciente. Ya que la evidencia científica ha demostrado que el cerebro tiene capacidad de neuroplasticidad. Y por lo tanto, todo paciente con daño cerebral puede mejorar en mayor o menor medida.
Por ello, y tras una lesión cerebral, es de vital importancia (tras la estabilización clínica y el consentimiento del personal médico) realizar un plan de tratamiento individual del paciente durante las 24 horas del día. Ya que en actividades de la vida diaria como el aseo personal, vestido, desvestido, alimentación, hacer la cama, etc. Se modifican posturas y se realizan movimientos que formarán esta nueva red neuronal de la persona afectada. Lo que permite que durante la realización de las actividades de la vida diaria se genere una neuroplasticidad positiva o negativa. Dependiendo de si los movimientos se realizan teniendo en cuenta los mecanismos neurofisiológicos o no. Ya que esto va a permitir que la función practicada genere nuevos patrones de movimiento funcionales, o por el contrario patrones de movimiento incorrectos.
Motivo por el cual, es primordial el tratamiento postural tras un daño cerebral. Ya que esto no solo va a influir directamente en la posterior recuperación funcional. Sino que también va a evitar el agravamiento de complicaciones del tipo:
- Espasticidad.
- Rigideces articulares.
- Retracciones musculares.
- Deformidades.
- Problemas circulatorios.
- Complicaciones respiratorias.
- Úlceras por presión.
- Etc.
Manejo del enfermo tras un daño cerebral
Tras el consentimiento médico y con ayuda de un neuroterapeuta es primordial comenzar el manejo postural del enfermo las 24 horas del día. Para ello, y según el tipo de lesión y situación actual el terapeuta recomendará unas pautas individualizadas de higiene postural. Las cuales permitan a la persona mantener una adecuada alineación del cuerpo. Formando de esta manera redes neuronales que favorezcan una neuroplasticidad positiva.
Pautas de higiene postural en cama
Durante el tiempo que el enfermo permanezca en cama (por la noche o si esta encamado) es importante realizar cambios de posición del cuerpo cada 2 o 3 horas. Necesitando para ello almohadas, toallas pequeñas, ropa de cama ligera y un arco de cama.
Decúbito supino (boca arriba)
- Cabeza apoyada sobre dos almohadas en aspa.
- Brazo más afecto con codo en extensión y mano con muñeca en ligera flexión dorsal y dedos extendidos. Para ello, se emplea una toalla que permita posicionar la mano tal y como se ve en la fotografía.
- Pierna más afecta:
- Cadera elevada posicionando para ello una toalla por debajo del glúteo.
- Pierna limitada a nivel tibial por ambos lados por una toalla.
- Pie a 90 º (dedos mirando hacia arriba). Para ello emplear una toalla y colocar el arco de cama para evitar el peso encima de los pies.
Decúbito lateral hacia lado más afecto (en posición lateral sobre lado más afecto hacia debajo).
Posición muy importante para tomar conciencia del esquema corporal del lado más afecto.
- Cabeza apoyada sobre la almohada.
- Brazo más afecto por debajo con buena alineación de la articulación del hombro respecto al tronco, codo en extensión y antebrazo en supinación (palma de la mano hacia arriba).
- Brazo menos afecto por encima y en posición cómoda.
- Pierna más afecta por debajo con cadera extendida y ligera flexión de rodilla.
- Pierna menos afecta por encima apoyada totalmente sobre una almohada con cadera y rodilla en flexión.
Decúbito lateral hacia lado menos afecto (en posición lateral sobre lado menos afecto hacia debajo).
- Cabeza apoyada sobre la almohada.
- Brazo menos afecto por debajo y colocado lo más cómodo posible.
- Brazo más afecto por encima y hacia delante apoyada en una almohada con:
- Articulación de hombro en flexión y ligera rotación externa (alinear empleando una toalla tal y como se ve en la imagen).
- Codo y dedos en extensión.
- Pierna menos afecta por debajo con cadera extendida y ligera flexión de rodilla.
- Pierna más afecta por encima apoyada totalmente sobre una almohada con cadera y rodilla en flexión. Importante que el pie este bien apoyado en la almohada.

Natalia Otero Pazos
Terapeuta Ocupacional
-Terapeuta Bobath-
Especialista en neurorehabilitación