duelo niños

En la vida de todos,  habrá inevitablemente malos momentos. Pero pocos son tan complicados como la muerte de un ser querido. La tristeza, la angustia, el dolor, la rabia, el enfado, son algunas de las emociones asociadas a estos sucesos. Si es complicado para nosotros como adultos aceptar y entender que la persona a la que queremos ha fallecido, también es difícil en el caso de los niños. Por eso hoy vamos a hablar precisamente de esto: de cómo hablar con ellos de la muerte.

 

¿Cómo entienden los niños la muerte?

La muerte es complicada de entender, y a lo largo del desarrollo, los niños la van entendendiendo de distintas maneras, hasta llegar a entenderla como los adultos.

Si bien este proceso no es igual en todos los niños, si podemos distinguir varias etapas.

  • Los niños más pequeños (hasta los 3 años), no comprenden el concepto de muerte, pero si pueden sentir el abandono o separación que esta supone.
  • Los niños de entre 3 y 6-7 años empiezan a hablar del concepto de muerte. Entienden que la muerte existe pero lo suelen ver como algo reversible o temporal, y puede tener connotaciones mágicas.
  • Los niños de 7 a 12 años, empiezan a formar el concepto de muerte “adulto”, comienzan a entender que es un “evento final”, pero aún no entienden todas las implicaciones que conlleva.
  • A partir de los 12 años, es decir en la adolescencia, se empieza a entender el concepto de muerte de forma más total y abstracta.

¿Cómo hablar con ellos de la muerte?

Como decíamos, siendo la muerte un tema complicado de abordar aún como adultos, y teniendo en cuenta la dificultad que tenemos de ver a alguien que queremos pasarlo mal (y sobre todo en el caso de los niños), os traemos algunas recomendaciones para hacer esto lo mejor posible:

  • No esperar mucho tiempo a darles la noticia, ya que lo ideal es que se la de un adulto de confianza y no que se entere por otros canales o con informaciones a medias.
  • Disponer de un tiempo para poder hablar con él, no hacerlo con prisa.
  • Darles un concepto de muerte claro y veraz, al nivel que ellos puedan entender (en función de su nivel de desarrollo). Por ejemplo, que entiendan a su propio nivel que la persona fallecida no va a volver, que es algo permanente.
  • Ser sinceros. Como decíamos, a veces tendemos a contarles ciertas mentiras a los niños para protegerlos. Es importante para que los niños puedan llevar a cabo su propio duelo que entiendan de lo que estamos hablando y que no sientan que les mentimos o engañamos.
  • En el caso de darles una explicación religiosa sobre la muerte (cielo, reencarnación, etc, dependiendo de las creencias que tengamos), debemos explicarlo bien. Una explicación como que “el abuelo está en el cielo” puede ayudar al niño a darle un contexto a la muerte, pero siempre quedando claro lo que significa (que este en el cielo no significa que lo podamos ver o hablar con él, no va a volver, etc).
  • Hay que tener especialmente cuidado con aquellas explicaciones tipo “está durmiendo para siempre””ahora va a descansar muy bien” porque pueden producir miedos al niño tipo “¿si yo me duermo hoy también me voy a morir?”.
  • No tener miedo a expresar nuestras propias emociones: la muerte de un familiar o ser querido provoca emociones negativas en todo el mundo. Es importante que el niño vea que a nosotros también nos pone tristes, nos enfada, que echamos de menos a esa persona.
  • Escuchar las emociones y preguntas del niño. Es importante escuchar todas sus dudas y hablar con ellos de forma sincera. En ocasiones pueden manifestar culpabilidad por la muerte (“me enfadé con él, le dije que no lo quería etc), miedo a quedarse solos (“¿y si te mueres tú también?”), miedo a la propia muerte, etc. Si el niño llora, se enfada o muestra otras emociones negativas cuando se lo contemos, tratarlo con empatía y hablarle de nuestras propias emociones y normalizar como se encuentra.
  • Animarlo a expresar sus propias emociones si le apetece. Como decíamos, es normal estar triste tras la pérdida de un ser querido, es normal estar enfadado o tener ganas de llorar, y es importante que sepa que si está sintiendo estas cosas, puede decirlo.

La muerte puede ser especialmente complicada de manejar en la adolescencia. Los adolescentes entienden la muerte como los adultos, pero todavía les falta parte del desarrollo mental y emocional de estos. Por eso, hay que ser pacientes con ellos y animarlos a expresar sus sentimientos aunque sean negativos: hablar de la experiencia, desahogarse, hacer actividades que normalmente los hacen sentirse mejor y más relajados…

Por último es importante recordar que  los duelos son procesos complicados a cualquier edad de la vida, pero forman parte de esta, y que cuando perdemos a alguien, es normal sentirse mal (triste, enfadado, irritable, frustrado…) durante un tiempo. No es negativo sentirse mal cuando nos pasa algo así, y tampoco lo es expresar esas emociones si nos ayuda a sentirnos mejor.

Fátima Piñeiro

Psicóloga Clínica