triste

Posiblemente hayáis oído que este lunes era el “blue monday”, también llamado el día más triste del año. Independientemente de la veracidad de la fórmula (que se calculó teniendo en cuenta algunas variables como la fecha, o la ausencia de luz natural), hay algo que sí es indudable: nos preocupa estar tristes.

¿Qué es la tristeza?

Es una emoción que se caracteriza por un decaimiento general de ánimo, que se suele acompañar de una disminución en el nivel de actividad; sería una sensación de infelicidad que puede ser leve o una pena más profunda. Suele llevar a un aislamiento social, a una menor actividad y al llanto.

La tristeza es, según Eckman, una de las emociones básicas. Estas son emociones que aparecen durante el desarrollo natural de cualquier persona, independientemente del contexto, y sirven para ayudar a la supervivencia (por ejemplo a alejarnos de estímulos negativos), a dirigir nuestra conducta y a relacionarnos con el resto. La ira, el asco, el miedo, la alegría y la sorpresa serían las otras emociones consideradas básicas.

¿Para que sirve estar tristes?

Las emociones, aún las que consideramos negativas, son adaptativas. En el caso de la tristeza, nos ayuda a recuperarnos emocionalmente de las pérdidas y a generar nuevas soluciones o estrategias.

La tristeza es una de esas emociones que percibimos como negativa. Por ejemplo, nos sentimos tristes cuando nos falta alguien, cuando no conseguimos algo que queremos, cuando las cosas nos van mal…

Y por eso intentamos no estar tristes.

¿Se puede evitar la tristeza?

La realidad es que no, ya que las emociones no son algo racional. Por eso, podemos hacer cosas para intentar estar menos tristes, “animarnos”, o intentar no  pensar en ello, pero lo cierto es que forma parte de nuestra vida y es perfectamente normal sentirla en un momento dado.

Entonces, si es tan normal, ¿por qué nos cuesta tanto admitir que estamos tristes?

Actualmente por desgracia, vivimos en una sociedad en la que la tristeza se equipara con algo irremediablemente malo. En la era del positivismo, de “intentar estar siempre bien”, de “ser siempre feliz es una cuestión de actitud”, se vive la tristeza como un fracaso, por lo que nadie quiere estar triste. En una sociedad en la que se nos vende constantemente “claves para la felicidad”, “sé feliz siempre”, no es extraño que alguna gente piense que estar triste es un problema.

¿Se puede estar siempre alegre? ¿Es beneficioso?

La respuesta a ambas es no. Por un lado, como seres emocionales que somos, lo más habitual es estar contentos o felices cuando estamos pasando un buen momento o las cosas nos van bien, pero estar triste cuando nos pasan cosas malas o nos va algo mal. Intentar negar la tristeza tampoco es beneficioso, ya que al igual que otras emociones, que no hablemos de ella no quiere decir que no la sintamos, y aunque queramos negarla, al final acaba “saliendo” y manifestándose.

¿Debería preocuparme estar triste? ¿Debería buscar ayuda para mi tristeza? ¿Es estar triste lo mismo que estar deprimido?

La respuesta a esto tiene muchos matices, que tienen que ver sobre todo con la intensidad, la duración y el malestar que nos genere:

Por ejemplo: estar triste tras el fallecimiento de un ser querido, tras dejarlo con nuestra pareja, o tras un gran cambio en nuestra vida es normal. También podemos estar tristes por sucesos pequeños (no he podido hacer el plan que tanta ilusión me hacía, he tenido un mal día en el trabajo, he discutido con alguien importante…). Por tanto, si estamos tristes por ello, aceptémoslo como lo que es, una emoción que aunque desagradable es normal y acorde al momento que estamos viviendo, y que por poco que nos guste sentirla, es algo temporal.

Sin embargo, si la tristeza se prolonga demasiado en el tiempo, si nos está impidiendo hacer cosas (por ejemplo nos está costando mantener la higiene personal o las responsabilidades personales) o incluso nos cuesta levantarnos de la cama, ahí sí podríamos beneficiarnos de ayuda profesional.

Por último, y a pesar de que normalmente en lo coloquial se equipare mucho: no, no es lo mismo la tristeza que la depresión. La tristeza, como decíamos es una emoción humana, y suele ser pasajera y relacionada con algo que ha pasado. Sin embargo, la depresión es un cuadro clínico que además de la tristeza incluye muchos otros síntomas (podéis ver el articulo sobre ella aquí). Si a la tristeza la acompañan algunos de esos síntomas y se está prolongando en el tiempo, eso sí podría ser una depresión y convendría una valoración profesional.

Fátima Piñeiro

Psicóloga Clínica
982873799