Cada vez se sabe más sobre la nutrición en la mujer. Existen diversas alteraciones en el ciclo menstrual que, aunque son frecuentes, no deberíamos considerarlas normales. Cualquier signo o síntoma que interfiera en nuestra vida no es normal y se debe buscar el origen. En este artículo explico las variaciones que se producen a lo largo del ciclo. El estilo de vida (alimentación, actividad física, descanso…) tiene un gran impacto en la producción y eliminación de las hormonas que controlan el ciclo menstrual. La nutrición en la mujer que padece algún desorden o alteración menstrual debe pautarse de forma personalizada para lograr revertir la alteración o reducir la sintomatología.
Las alteraciones del ciclo menstrual se pueden dividir en alteraciones de la fase folicular (que va desde el primer día de menstruación hasta la ovulación), alteraciones de la fase lútea (desde ovulación hasta la menstruación) y alteraciones de la menstruación.
ALTERACIONES MÁS FRECUENTES DE LA FASE FOLICULAR
En esta fase se produce el reclutamiento y maduración de los folículos. El folículo dominante será el que logre madurar completamente para liberar el óvulo. En este proceso hay dos hormonas segregadas por la glándula pituitaria que son clave: la hormona luteinizante (LH) y la hormona folículoestimulante (FSH). Alteraciones más frecuentes.
Amenorrea hipotalámica funcional (AHF)
El ciclo menstrual necesita energía. Cuando se produce un déficit energético no controlado mantenido en el tiempo en mujeres con bajo % de grasa corporal (no confundir con bajo peso) y /o niveles de estrés mental alto, el hipotálamo entiende que no hay energía suficiente para llevar a cabo todos los procesos de nuestro cuerpo. En ese momento se van a priorizar aquellas tareas que son imprescindibles para seguir con vida, y la reproducción no es una de ellas. Se inhibe el eje hipotálamo-pituitaria-gonadal, lo que se traduce en baja producción de hormonas, insuficiente para que se lleve a cabo el ciclo menstrual. Pero ahí no acaba todo, el déficit de estrógenos tiene efectos sistémicos más allá del aparato reproductor: en huesos, sistema cardiovascular, producción de neurotransmisores…
Se puede decir que la AHF es un signo de supervivencia que tiene efectos negativos más allá de los órganos reproductivos
La nutrición en la mujer con AHF deber ir enfocada en adecuar la energía al gasto energético. No existen ningún suplemento que sea útil en este caso, si no solucionamos la causa que origina la amenorrea (déficit energético no controlado) el eje estará inhibido.
Síndrome de ovarios poliquísticos (SOP)
Es un trastorno, principalmente endocrino, muy frecuente en las mujeres en edad reproductiva. No debe confundirse con ovarios poliquísticos, ver esta morfología en una ecografía no es sinónimo de sufrir SOP. Para su diagnóstico se deben seguir los criterios de Rotterdam; deben identificarse al menos dos de los tres criterios siguientes:
- Hiperandrogenismo clínico (hirsutismo, acantosis nigricans, acné, alopecia androgénica) o bioquímico (niveles altos de testosterona y androstenodiona)
- Oligo/anovulación
- Ovarios poliquísticos visibles mediante ecografía transvaginal
El SOP más frecuente es el de origen metabólico que cursa con resistencia a la insulina. Pero también existe SOP de origen adrenal (producción excesiva de andrógenos a nivel de la glándula suprarrenal) o ambos.
La nutrición en la mujer que padece SOP se dirigirá hacia reducir la resistencia a la insulina: limitar azúcar simple, aumentar el consumo de fibra, evitar déficits de vitaminas como la D o de ácidos como el Omega 3, controlar el consumo de hidratos de carbono y priorizar aquellos con un índice glucémico alto. También pueden ser útiles algunos suplementos como el Myo-inositol, pero siempre de forma individualizada y en función del tipo de SOP.
ALTERACIONES MÁS FRECUENTES DE LA FASE LÚTEA
En esta fase se desarrolla el cuerpo lúteo que será el encargado de producir progesterona. La progesterona se encarga de “contrarrestar” los efectos proliferativos de los estrógenos sobre el endometrio. Cualquier alteración que disminuya la progesterona o aumente los estrógenos va a afectar a la fase lútea.
Hiperestrogenismo
Se puede dar de dos formas:
- Hiperestrogenismo absoluto: se produce un exceso en la producción de estrógenos o se produce una disminución en la eliminación de los estrógenos
- Hiperestrogenismo relativo: el problema no estaría en los niveles de estrógenos sino en un déficit de la progesterona
Los estrógenos se producen a través de una enzima conocida como aromatasa. Esta enzima se encuentra en el ovario, pero también en el tejido adiposo. Por lo que un alto % de grasa puede suponer un aumento de la producción periférica de estrógenos.
Los estrógenos también necesitan ser inactivados y eliminados. Este proceso se lleva a cabo en el hígado. Sustancias tóxicas como el alcohol o el tabaco reducen la detoxificación hepática de los estrógenos. También los conocidos como disruptores endocrinos afectan a este nivel.
Como ya dije no solo es necesario tener niveles adecuados de estrógenos, sino que necesitamos producir progesterona en esta fase. En los ciclos no ovulatorios existe déficit de progesterona. Cualquier de las dos alteraciones que vimos en la fase folicular van a afectar también a la producción de esta hormona.
Síndrome Premenstrual (SPM)
Es una condición que engloba una gran variedad de síntomas tanto físicos como emocionales que se producen antes de la menstruación y se pueden prolongar hasta el primer o segundo día de la misma. Se barajan diferentes causas: mayor sensibilidad a los cambios hormonales que se producen en el ciclo menstrual, cambios también en la liberación de neurotransmisores, inflamación, exceso de estrógenos…
¿Qué podemos hacer?
Una alimentación sin tóxicos y sin disruptores endocrinos va a ayudar a eliminar correctamente los estrógenos. También existen compuestos antioxidantes que son beneficiosos como los flavonoides (té), sulforafano (brócoli), lignano (semillas de lino)… Evitar el sedentarismo y tener un estilo de vida que respecta el ritmo circadiano.
ALTERACIONES MÁS FRECUENTES DE LA MENSTRUACIÓN
La menstruación es un proceso fisiológico inflamatorio que puede causar una leve molestia. Aunque es frecuente, el dolor menstrual incapacitante no debe ser considerado normal. Este dolor se conoce como dismenorrea y se divide en primaria y secundaria en función de la causa del dolor.
Dismenorrea primaria
Se habla de este tipo de dolor menstrual cuando no hay una causa que lo justifique. La inflamación que se produce en la menstruación es necesaria para producir contracción del miometrio y vasoconstricción para el desprendimiento del endometrio (la bajada de la menstruación). Esta inflamación es un proceso controlado y que se resuelve pronto para poder formar nuevo tejido para el nuevo endometrio. Cuando hay un desequilibrio entre factores proinflamatorios y antiinflamatorios da lugar a dolores menstruales que necesitan medicación y a otra sintomatología premenstrual o menstrual. Uno de eses factores son las prostaglandinas de tipo 1, 2 y 3, que regulan la inflamación y se pueden modificar con estilo de vida y alimentación. En la dismenorrea se produce un desequilibrio entre las prostaglandinas de tipo 1 y 3 (antiinflamatorias) y las prostaglandinas tipo 2 (proinflamatorias), aumentando estas últimas.
Las prostaglandinas se sintetizan a partir de los ácidos grasos esenciales. Por tanto, ácidos grasos poliinsaturados como el omega 3 van a ayudar a que sinteticemos prostaglandinas antiinflamatorias. La nutrición en la mujer con dolores menstruales incapacitantes debe ir enfocada en reducir la inflamación. Inflamación sistémica de bajo grado va a resultar en un aumento de citoquinas proinflamatorias, que en procesos inflamatorios fisiológicos como la menstruación aumentará la inflamación. Debemos evitar sustancias inflamatorias como azúcares simples, alcohol, grasas trans, harinas refinadas… y priorizar alimentos o especias que aporten antioxidantes (verduras, frutas, cúrcuma, jenjibre…). Además de practicar ejercicio físico y descansar. Estos cambios se deben llevar a cabo durante todo el ciclo.
Dismenorrea secundaria
La dismenorrea secundaria es aquel dolor menstrual que es secundario a una patología o alteración. Las más frecuentes son las endometriosis, adenomiosis, quistes ováricos, enfermedad inflamatoria pélvica…
ENDOMETRIOSIS
La endometriosis es el crecimiento de un tejido similar al endometrio fuera del útero. Generalmente, en órganos o tejidos pélvicos. Por esto mismo, también suele ir acompañado de dolor al defecar, al mantener relaciones sexuales o incluso al orinar. El problema es que su diagnóstico es difícil. La única prueba diagnóstica fiable es la laparoscopia, pero debido a que se trata de una prueba invasiva, no se puede realizar siempre que exista una sospecha. Por tanto, habitualmente el diagnóstico se realiza por sospecha: una historia clínica detallada y el descarte de otras patologías.
Debemos saber que la endometriosis no se cura, pero sí se logra mejorar el dolor y la calidad de vida. La nutrición en la mujer con endometriosis debe ir enfocada a reducir la inflamación, al igual que en el dismenorrea primaria. Existen algunos estudios que asociaron la dieta libre de gluten con una reducción en el dolor menstrual en la endometriosis. La endometriosis tiene un componente inmunológico, por lo que la salud intestinal y la microbiota también son importantes.