
Posiblemente todos en algún momento hemos oído hablar de la psicología y de los psicólogos. De hecho lo más probable es que lo asociemos con conceptos como enfermedad mental o locura. Sin embargo, el trabajo de la psicología, y en concreto de la psicología clínica, abarca mucho más que la enfermedad mental, si no que la mayor parte de su trabajo se basa más bien en el concepto de salud mental.
Como decíamos, la figura del psicólogo clínico existe para ayudar a mejorar nuestra salud mental. Un psicólogo clínico sería un profesional formado en la prevención, evaluación, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de problemas emocionales y trastornos mentales. Es decir, es un profesional que nos ayuda a mejorar y/o mantener nuestra salud mental en buena forma.
Pero ¿qué es la salud mental?
Cuando hablamos de salud, pensamos habitualmente en la ausencia de enfermedades físicas. Sin embargo, la organización mundial de la OMS describe la salud de la siguiente manera:
«La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades.»
Es decir, que considera que la parte mental es fundamental para el bienestar de la persona. Podríamos definir la salud mental como un “estado de bienestar en el a que la persona tiene la capacidad de hacer frente al estrés normal de la vida, trabajar de forma positiva y contribuir a su comunidad”.
Tener una buena salud mental es fundamental para un buen funcionamiento personal, profesional y social. Nuestra salud mental está influida por numerosos factores biológicos, psicológicos o sociales, entre ellos:
- Características de personalidad.
- Factores biológicos o genéticos.
- Momento de la vida en el que nos encontremos
- Experiencias vitales.
- Calidad de las relaciones familiares o sociales.
Actualmente, en una sociedad cada vez más avanzada, pero en la que cada vez somos más exigentes con nosotros mismos, no siempre es fácil gozar de una buena salud mental en todo momento de nuestra vida.
¿Qué situaciones pueden hacer que nuestra salud mental empeore?
- Experiencias vitales traumáticas.
- Cambios estresantes en nuestra vida, por ejemplo un despido, o una mudanza a otro lugar.
- Separaciones o rupturas con nuestra pareja, o una relación de pareja que no está en un buen momento.
- Conflictos familiares.
- Una mala situación laboral, un trabajo precario, así como un trabajo que no nos motive o en el que no nos sintamos valorados.
- La pérdida de un ser querido.
- Una enfermedad grave que nos dificulte las tareas que antes hacíamos con normalidad.
Cuando ocurre una o varias de estas situaciones, en ocasiones sentimos que no tenemos recursos suficientes para afrontarlo, nos sentimos tristes, enfadados o frustrados con lo ocurrido. A veces estos problemas, también pueden hacer que nos sintamos solos, incomprendidos o perdidos. Puede que pensemos que no vamos a salir nunca de esa situación, que pensemos que son culpa nuestra o que nos lo merecemos. También puede ocurrir que empecemos a sentir diversos malestares físicos (que no parecen tener una causa médica), tales como problemas para dormir, falta ( o exceso) de apetito, problemas gastrointestinales, o mareos. O que intentemos sentirnos mejor recurriendo a métodos que pueden ser perjudiciales para nuestra salud física y mental, como el consumo excesivo de alcohol o de otras sustancias.
Estos síntomas serían en definitiva, algunos de los más comunes en los problemas emocionales; en algunos casos, estos incluso podrían a llegar a constituir un trastorno mental, que sería una alteración emocional, cognitivo y/o comportamiento, que dificulta a la persona su adaptación al entorno cultural y social en que vive y crea alguna forma de malestar subjetivo. Un ejemplo sería la depresión, o los trastornos de ansiedad. Pero no es necesario que exista un trastorno mental para que un problema emocional nos genere malestar o nos esté dificultando avanzar en nuestra vida. Y aunque en algunas ocasiones somos capaces de encontrar nosotros mismos la solución, a veces es necesario pedir ayuda para volver a encontrase bien.
¿Qué se puede hacer en estas situaciones?
Y es que como decíamos, en cualquier momento nos puede ocurrir algo que afecte a nuestra salud mental, y si cuando estamos enfermos vamos al médico para mejorar, ¿por qué no hacerlo también con los problemas mentales o emocionales?
Por eso, si en algún momento de nuestra vida nos ocurre alguna de las situaciones antes descritas, o cualquier otra situación que nos está impidiendo avanzar o nos está haciendo sentir mal, acudir a un psicólogo clínico podría ayudarnos a conseguir nuevas herramientas para afrontar estas situaciones, expresar nuestros sentimientos, y ayudarnos a, en definitiva, mantener nuestra salud mental en la mejor forma posible.
