Hoy me gustaría hablaros de un tema que por lo general se evita o resulta incomodo. Y es que ya llego la Navidad un año más. Todas nuestras calles y tiendas están llenas de luces y adornos navideños. La televisión no para de anunciarnos felicidad y reencuentros familiares. Pero por desgracia, éstos sentimientos no son iguales para todo el mundo. Y es que un gran porcentaje de personas viven la Navidad en soledad, con lo que esto conlleva.
Consecuencias de la soledad en Navidad
La Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta que la soledad es una de las causas principales del deterioro de la salud en personas mayores. Y es que en la actualidad, la soledad, se puede considerar uno de los problemas más relevantes de nuestra sociedad. Ya que, según los datos obtenidos en la última encuesta realizada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en el año 2017 en España residían 4.687.400 personas que vivían solas. De las cuales casi dos millones tenían más de 65 años. Lo que provoca, que las personas mayores, junto con las que padecen discapacidad, sean sin duda, las más afectadas por la soledad en esta época del año. Y es que a día de hoy, un gran porcentaje de éstas, pasan las Navidades solas en casa o en centros residenciales debido a la:
- Enfermedad.
- Al ritmo de vida ajetreado que llevamos que nos impide pasar mayor tiempo con la familia.
- Pérdida de contacto con familiares.
- Relaciones familiares pobres tanto en cantidad como intensidad y calidad de afecto.
- Muerte de seres queridos (viudedad, fallecimiento de hijos, familiares o amigos).
- Pérdida de autonomía.
- Aislamiento social.
- Entre otros.
Lo que provoca que la Navidad se convierta en una época del año complicada, en la cual la persona pueda tener una sensación de tristeza y desamparo, al sentirse aislada y al margen de las celebraciones familiares habituales. Lo que puede traer consigo recuerdos dolorosos, tristeza y sufrimiento. Los cuales pueden afectar gravemente al estado de salud físico y mental de la persona, tal y como se ve reflejado en múltiples estudios actuales. De tal forma, que se produce un aumento del riesgo de que la persona sufra:
- Ansiedad.
- Depresión.
- Apatía y abulia.
- Insomnio.
- Adicción a tratamientos farmacológicos (tranquilizantes, analgésicos, hipnóticos, etc.).
- Alcoholismo.
- Deterioro cognitivo.
- Falta de autoestima.
- Pérdida de apetito.
- Desinterés por el autocuidado e higiene personal.
- Incremento de la mortalidad.
- Etc.
Y es que el verdadero peligro de la soledad de las personas mayores en Navidad no viene dado por ésta época del año. Sino que por desgracia, es una situación de soledad no deseada que se mantiene a lo largo de todo el año.
¿Y qué debemos hacer entonces como sociedad?
- Respetar y acompañar a todas aquellas personas a las cuales no les gusta la Navidad porque:
- Anhelen la compañía de sus seres queridos en estas fechas.
- Recuerden con tristeza momentos vividos con familiares y seres queridos que ya no están.
- No les guste o ya no encuentren un motivo para celebrarla.
- Comprender a todas aquellas personas que por motivos materiales, personales o estructurales, no pueden vivir estas fiestas como realmente querrían.
- Dedicar tiempo y cariño a todas aquellas personas cercanas (abuelos, vecinos, amigos, etc.) que pasen mucho tiempo en soledad.
- Realizar actividades de socialización con personas mayores y con discapacidad que viven solas o en centros residenciales. Estoy segura que si lo hacéis no os arrepentiréis. Porque el afecto y cariño que ellos dan no se paga con nada.
- Y por último y más importante, recordar el verdadero valor de la Navidad, el cual no se basa en la abundancia o el consumismo. Sino en todo lo contrario, el pasar tiempo acompañado de la personas a las que más queremos.
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