La fractura de cadera es a día de hoy una de las principales causas de morbilidad y mortalidad en personas mayores de 65 años.
La principal causa de la misma son la osteoporosis y las caídas. Considerándose éstas últimas, el factor causal más relevante dentro de la población de personas de la tercera edad. Debido por un lado, a que a medida que envejecemos se produce un deterioro generalizado de las capacidades. Lo cual influye en gran medida en el riesgo de caídas. Y por otra parte, a la posibilidad de que la persona mayor presente:
- Patologías neurológicas que afectan de manera directa a las capacidades físicas y/o cognitivas de la persona. Tales como la enfermedad de Parkinson, ictus, demencia senil, Alzheimer, etc.
- Pérdida de agudeza visual o presencia de alguna enfermedad ocular (glaucoma, catarata, etc).
- Toma de tratamiento farmacológico que pueda afectar al estado de alerta de la persona (ansiolíticos o psicotropos).
- Entre otras.
A lo que se le debe sumar que la mayoría de las personas mayores de 65 años presentan patologías crónicas asociadas tales como:
- Enfermedades cardiovasculares.
- Enfermedades respiratorias.
- Diabetes.
- Déficits sensoriales.
- Etc.
Lo que va a repercutir de manera directa en el estado de salud de la persona mayor, así como en su funcionalidad e independencia. Ya que la mayor parte de las personas mayores que sufren una fractura de cadera. Precisan posteriormente, ayuda de una tercera persona para la realización de las diferentes actividades de la vida diaria. O incluso, sufren una dependencia total en su autonomía personal. Pudiendo incluso fallecer en un corto periodo de tiempo tras el proceso de recuperación. Debido en gran parte a las complicaciones inherentes asociadas a la propia fractura y al tratamiento establecido (intervención quirúrgica o encamamiento).
Motivo por el cual, en la actualidad la fractura de cadera, es uno de los problemas sociasanitarios de mayor relevancia. Debido a las consecuencias de las mismas, y a que éstas irán en aumento debido al proceso de envejecimiento que sufre la población en general.
Por ello, el proceso de recuperación y rehabilitación tras una fractura de cadera cumple un papel fundamental para los profesionales sanitarios.
Recuperación tras una fractura de cadera
En la mayor parte de los casos el tratamiento de la fractura de cadera en personas mayores es de tipo quirúrgico. Lo cual permite una movilización precoz de la persona mayor, a la vez que permite disminuir las posibles complicaciones secundarias a un encamamiento prolongado tales como:
- Alteraciones cardiorespiratorias.
- Infecciones del tracto urinario.
- Úlceras por decúbito.
- Complicaciones tromboembólicas.
- Entre otras.
No obstante, se debe tener en cuenta que la recuperación tras una operación de este tipo en personas mayores, dependerá no solo del tipo de fractura. Sino también de múltiples factores entre los cuales se pueden destacar:
- Enfermedades crónicas que padezca la persona mayor.
- Nivel de autonomía previo a la lesión. Es decir, la capacidad que tenia la persona mayor para realizar con o sin ayuda las diferentes actividades de la vida diaria.
- Estado nutricional.
- Y estado funcional.
De esta forma, la recuperación y el proceso de rehabilitación en personas mayores no es tan fácil y sencillo. Por ello, debemos tener en cuenta que es primordial buscar ayuda a través de profesionales sanitarios. De tal forma, que nos puedan asesorar y orientar acerca de los servicios que vamos a precisar según cada situación.
Entonces ¿Qué se debe hacer?
Una vez nos hayan dado el alta en el hospital, lo primero que debemos hacer es adaptarnos a ésta nueva situación. Ya que debido a la fractura y posterior intervención quirúrgica, la persona mayor presentará limitación en los movimientos funcionales de la articulación de la cadera. A lo que se le puede añadir, complicaciones asociadas al estado de salud y al propio proceso de intervención. Por ello, es primordial aprender a moverse y realizar las diferentes actividades de la vida diaria de manera correcta.
Para ello, se deberían tener en cuenta que se debe:
- Buscar un servicio de rehabilitación que se adapte a las necesidades de cada familia.
- Comenzar el proceso de rehabilitación con un terapeuta ocupacional y fisioterapeuta desde el primer momento. Salvo que exista una pauta médica que establezca lo contrario. Independientemente de la edad y el estado funcional de la persona mayor.
- Solicitar al terapeuta ocupacional recomendaciones para adaptar y/o modificar el entorno (vivienda) con el fin de que ésta sea lo más segura y facilitadora posible.
- Solicitar al terapeuta ocupacional pautas de como se deben adaptar las diferentes actividades de la vida diaria para que éstas se realicen de forma segura y fácil.
- Y pensar que a pesar de que nadie nos informe de todas las dificultades del día a día asociadas a ésta lesión y a su posterior recuperación. Tener en cuenta que existen múltiples profesionales sanitarios dispuestos a ayudar, acompañar y formar en todo éste proceso.
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