La inactividad física o el estilo de vida sedentario es un problema de salud muy importante a nivel mundial.
Se recomienda que para obtener beneficios en materia de salud, tan solo son necesarios 150 minutos de actividad física a la semana. Tan solo dos horas y media. Sin embargo, la gran mayoría de la población no cumple ese mínimo de actividad física.
Riesgos inactividad física
Las consecuencias de llevar un estilo de vida sedentario son múltiples. Por ejemplo incluyen:
- Enfermedades cardiovasculares
- Diabetes
- Cáncer
- Demencia
- Depresión
Inactividad física y dolor
El estilo de vida sedentario, además de poder llevarnos a sufrir muchas patologías, también es un factor de riesgo para desarrollar dolor. Se ha visto que en casos de personas con dolor crónico, llevar un estilo de vida activo realizando actividad física regular o mediante ejercicio estructurado, ha sido efectivo a la hora de reducir sus molestias.
¿Cómo reduce el dolor la actividad física?
¿Por qué sentimos dolor?
De manera muy esquemática podemos decir que en nuestro cuerpo tenemos unos receptores que se activan cuando existe un daño. Al activarse estos receptores envían una señal que va a la médula espinal y de ahí a la corteza cerebral que es donde, en función de las señales que lleguen, sentimos dolor o no.
Y digo que esto se da en función de las señales que lleguen porque además de tener un sistema por el cual sentimos dolor, también disponemos de otro que es capaz de regular esta señal. Gracias a este sistema podemos liberar serotonina y opioides endógenos que inducen analgesia.
Ejercicio físico y analgesia
El ejercicio físico es capaz de modificar el estado de este sistema inhibitorio dando como resultado un efecto protector contra el dolor, hecho que no ocurre en personas sedentarias.
Las personas que practican ejercicio físico de forma regular tienen una sensibilidad al dolor disminuida. También en personas con determinadas patologías el aumento de la actividad física y el ejercicio reduce la sintomatología por eso es considerada como la primera línea de tratamiento en varias poblaciones con dolor crónico como la fibromialgia o el dolor lumbar.
Ejercicio físico y sistema inmune
El ejercicio físico también influye sobre el sistema inmune. En las personas sedentarias se ha demostrado que existen más citoquinas inflamatorias y menos citocinas antiinflamatorias.
Las citocinas son proteínas que desempeñen un papel clave en el proceso inflamatorio que será definido por el balance entre citocinas inflamatorias y antiinflamatorias.
Sin embargo, al practicar actividad física de forma regular este equilibrio es a la inversa, existen más citoquinas antiinflamatorias y menos citoquinas inflamatorias.
¿Cómo influye el ejercicio físico en esto?
Las citoquinas inflamatorias activan a esos receptores que hablábamos al principio que son capaces de producir dolor, mientras que las citoquinas antiinflamatorias reducen su actividad y, por tanto, ayudan a prevenir el dolor.
Los macrófagos (glóbulos blancos que defienden al organismo) del músculo liberan citocinas inflamatorias o antiinflamatorias dependiendo el nivel de actividad física. Así, las personas físicamente activas muestran una proporción mayor de macrófagos que liberas citocinas antiinflamatorias.
En el sistema nervioso también existen las llamadas células gliales capaces de modular las citocinas anti e inflamatorias jugando un papel importante en el dolor. La actividad física regular también reduce la activación de las células gliales, disminuyen las citoquinas inflamatorias y aumentan las antiinflamatorias.
Por lo tanto, en general podemos decir que el ejercicio regular normaliza la señal neuroinmune en el sistema nervioso central preveniendo y revirtiendo el desarrollo de dolor.
Ejercicio físico y salud mental
Nuestra compañera psicóloga nos hablaba en este artículo sobre la importancia de la salud mental.
Las personas que participan en actividades físicas de forma regular también muestran mejor salud mental y bienestar psicológico. Mientras que las personas inactivas son más propensas a sufrir depresión y ansiedad.
El ejercicio físico produce beneficios positivos que promueven la reestructuración cognitiva, aumentan la autogesión, atenúan la reflexión a través del aumento de las demandas de atención, además de disminuir el dolor, como comentábamos, por la activación de sistemas moduladores.
Recomendaciones finales
Cuando una personas acude a nosotros con dolor es complicado hacerle entender que, aunque parezca lo contrario, el ejercicio puede ayudarle con su dolor, especialmente cuando se trata de pacientes con dolor de larga duración que tienen miedo a moverse.
Sin embargo, es importante dedicar un tiempo a explicarle cómo el ejercicio funciona en la reducción del dolor por múltiples motivos.
En cuanto al tipo de ejercicio que aporta mayor beneficio en la reducción del dolor no se han encontrado resultados significativos cuando se estudia tanto la fibromialgia, el dolor lumbar o la osteoartritis. Lo cual nos indica que el ejercicio puede ser beneficio por múltiples motivos y la elección de una u otra modalidad dependerá de las preferencias del paciente y la capacidad de mantener esa actividad en el tiempo de forma segura y efectiva.
Por tanto, no tengas miedo a moverte. En reactive tenemos tanto actividades grupales como individuales así como trabajo conjunto con la fisioterapia a través del ejercicio terapéutico para ayudarte a disminuir tu dolor.