“Contractura” es de las palabras más oídas en consulta de fisioterapia. El dolor muscular efectivamente es una de las molestias más frecuentes, sin embargo asociarlo a una contractura creyendo que nuestro músculo se “agarrota”, “se monta” o se forman “nudos” es una creencia errónea. Y que, además crea mucho miedo al respecto dificultando su recuperación.
Contracción muscular
Para hablar sobre la famosa contractura primero nos tenemos que remontar al fenómeno de la contracción muscular. Los músculos son un manojo de fibras que tienen la capacidad de acortarse si se manda la orden necesaria, bien sea consciente o inconsciente, o ante determinados estímulos.
Pero en reposo también tenemos una serie de fibras que se contraen de forma alternativa para mantener el tono muscular. Sin ese tono muscular, nuestros músculos estarían completamente flácidos y seríamos incapaces de mantenernos en pie. Por tanto, siempre hay cierto componente de acortamiento – relajación en las fibras musculares.
En trastornos neurológicos, como la espasticidad, en el que ese tono se ve aumentando produciendo rigidez y limitación del movimiento. Y en otros el tono muscular se ve gravemente mermado como en la distrofia muscular o en la parálisis cerebral.
Fuera de esos estados patológicos, el músculo no permanece constantemente acortado.
¿Qué es una “contractura”?
A pesar de ser tan nombrada, lo cierto es que a día de hoy todavía no se sabe exactamente qué ocurre con las llamadas “contracturas“. Lo que sí se sabe es que en el músculo no se forman nudos ni se quedan contraídos permanentemente como se suele creer. Y esto es importante recalcarlo porque esas ideas contribuyen a que los pacientes dejen de moverse por miedo a empeorar su problema cuando debería ser todo lo contrario.
¿Entonces por qué si palpo el músculo está duro?
Los músculos tienen tixotropía. Esto quiere decir que el músculo tiene una viscosidad variable según sea estimulado térmica o mecánicamente. Es como la miel. Cuanto está en reposo puede ser relativamente duro, pero si lo calentamos se ablanda. Por eso cuando se masajea o se le aplica calor alivia ligeramente la molestia. Pero cuando cesamos de aplicarlo puede volver a doler.
¿Y por qué duele?
Hay que entender el dolor como una alarma que envía nuestro cuerpo para avisar de un daño real O NO REAL. Cuando realizamos un esfuerzo muscular excesivo (bien por una postura mantenida, gestos repetitivos, esfuerzos… ), puede que se liberen ciertas sustancias en el músculo que irriten a las terminaciones nerviosas. Esta señal es transmitida a nuestro cerebro y se activa esa señal de alarma.
Si la causa de esa activación se mantienen en el tiempo, acaba por sensibilizar esas fibras nerviosas. El proceso de sensibilización conlleva que pueden seguir mandando la señal de alarma aunque la causa desaparezca. De ahí que la recuperación en muchos casos se alargue en el tiempo si no cortamos ese círculo lo más rápido posible.
Tratamiento de una “contractura”
Como en muchos otros campos de la fisioterapia, no hay suficiente evidencia científica acerca del “tratamiento ideal” para el dolor muscular. Pero parece encaminarse a que lo adecuado es un enfoque multimodal atendiendo a las causas que pueden estar influyendo en cada persona y teniendo en cuenta que:
- Entender que la causa no es una “contracción mantenida” ni hay nudos en nuestros músculos
- Que el músculo necesita moverse para mantener sus condiciones adecuadas, por lo que el reposo absoluto prácticamente nunca va a ser adecuado. Tendremos que buscar qué actividades o ejercicios son los más adecuados para no irritar el cuadro y que ayuden a recuperarnos.
- Aplicar calor (seco o húmedo) puede ser una medida analgésica útil y fácilmente accesible. Además puede aplicarse cuantas veces sea necesaria.
- Resulta esencial atender a la esfera psicológica. Estados como la ansiedad, depresión, nerviosismo, etc pueden enviar información errónea acerca del dolor, la sensibilidad, alterar las propiedades del músculo etc, pudiendo ser fuente de dolor musculoesquelético. Por tanto, si no se atiende a estos factores el cuadro resultará muy difícil o imposible de recuperar.
- Los tratamientos exclusivamente pasivos NO son la solución a este tipo de problemas. Entendemos como tal tratamientos que se basan en técnicas en las que el paciente no participa activamente, tan solo recibe terapias (ej: calor, masaje y corriente). Añadir ejercicios específicos y cambios en el estilo de vida.
- Una buena alimentación resulta esencial para mantener nuestro cuerpo en general y los músculos en particular en buen estado.
- Y también el descanso va a resultar muy importante a la hora de que el funcionamiento muscular sea óptimo.
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