Nuestra vida ha cambiado mucho desde que, en diciembre de 2019, China notificase la OMS la presencia de un brote de neumonía en Wuhan. La que más tarde sería clasificada como la enfermedad de COVID-19, originada por el virus SARS-CoV-2.
El COVID es un virus muy contagioso, que se transmite de persona a persona entre 2 y 10 días antes de que la persona comience a tener síntomas. El contagio se da a través de secreciones respiratorias de la persona infectada bien por contacto con una superficie contaminada y posteriormente la persona se toca la boca, la nariz o los ojos, bien por el aire o bien a través de los aerosoles que expulsamos al hablar, cantar o gritar.
COVID y hospitalización
Afortunadamente, se estima que el 80% de las personas con COVID-19 tienen sintomatología leve a moderada. Un 13,8% presentan enfermedad severa y tan solo un 6,1% serán pacientes críticos.
Pero cabe destacar que un 75 -80% de los pacientes hospitalizados tendrán un ingreso hospitalario de larga duración (±21 días). Y también que el 20 – 25% de los pacientes hospitalizados ingresarán en una unidad de cuidados intensivos (UCI), generalmente por un tiempo prolongado.
Durante esta enfermedad podemos distinguir cuatro etapas: el confinamiento inicial, el ingreso hospitalario, el ingreso en UCI (si fuese necesario) y el alta hospitalaria. Todas necesitarán actuaciones de diferentes profesionales según el momento y la situación de cada paciente.
En este artículo me gustaría centrarme en el papel de la fisioterapia en la fase de alta hospitalaria, ¿Qué ocurre con el paciente una vez sale del hospital? ¿Cuáles son sus secuelas? ¿Cómo puede ayudar la fisioterapia tras el COVID?
COVID y sus secuelas
Todavía es pronto para conocer a fondo las consecuencias del COVID-19 sobre la función pulmonar y sobre la capacidad funcional de las personas que lo han sufrido. Pero ya se han visto algunas de las consecuencias del COVID especialmente en pacientes que han precisado una estancia en UCI prolongada, en ocasiones con inmovilización boca a abajo y necesidad de intubación:
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Debilidad muscular severa.
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Fatiga.
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Rigidez articular.
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Disfagia.
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Problemas neuropsicológicos.
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Polineuropatías.
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Problemas respiratorios.
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Problemas de funcionamiento relacionados con la movilidad.
Fisioterapia y COVID
La fisioterapia está contraindicada en la fase aguda de la enfermedad y en casos en que exista:
- Fiebre.
- Sensación de ahogo o dificultad respiratoria.
- Dolores musculares
- Dolor articular.
- Malestar general.
En este artículo tan solo hago referencia a consecuencias del COVID una vez que el paciente haya pasado la enfermedad y se encuentre de alta hospitalaria.
ADVERTENCIA
Si tiene fiebre, tos o dificultad respiratoria NO REALICE EJERCICIOS.
Consulte a un profesional sanitario.
Fisioterapia respiratoria y COVID
Esta especialidad no es muy conocida salvo que hayas sufrido alguna patología grave respiratoria y te hayan derivado a fisioterapia respiratoria, generalmente en la sanidad pública.
Pero la fisioterapia también cuenta con técnicas que ayudan a preservar y mejorar la función respiratoria, la oxigenación, la función de los músculos respiratorios, la disnea (sensación de ahogo al respirar) o la tolerancia al ejercicio.
La fisioterapia respiratoria puede ayudarles a mejorar la fuerza de los músculos respiratorios, eliminar secreciones de manera eficaz, recuperar movilidad costal o mejorar la ventilación pulmonar.
Fisioterapia y movilización tras COVID
En pacientes que presentan debilidad extrema, especialmente ancianos o personas que han pasado una infección por COVID muy severa, precisan comenzar la rehabilitación con movilización articular general.
La articulación necesita movimiento para preservar sus características y su función. Por eso, ante largas estancias de encamamiento es habitual que los pacientes presenten rigidez y dolor articular. Realizar movilizaciones lo antes posible es muy importante para evitar las consecuencias a nivel articular de la inmovilización.
Estas movilizaciones en un primer momento pueden ser simplemente pasivas, realizadas por el fisioterapeuta. Y cuando el paciente ya lo tolere, comenzar por movilizaciones en las que cada vez el paciente intervenga más de manera activa. Esto será fundamental para mantener también el metabolismo muscular y comenzar a luchar contra la debilidad muscular que presentan estos pacientes.
Ejercicio terapéutico tras infección por COVID
El ejercicio terapéutico en general va a ser muy beneficioso para los pacientes que han sufrido una infección por COVID. El ejercicio terapéutico lo pauta un fisioterapeuta tras una valoración general del estado físico del paciente y de la evolución de la enfermedad.
Es importante que estos pacientes comiencen a realizar ejercicio físico pero siempre que sea supervisado por un profesional ya que su sistema respiratorio y cardíaco tiene que adaptarse de nuevo poco a poco, independientemente del nivel de actividad física previo a la infección.
Fisioterapia y neuropatías periféricas
Las neuropatías periféricas afectan a los nervios periféricos. Estos son los encargados, entre otras cosas, de hacer que sintamos el tacto, calor, frío y dolor en la piel y también de transmitir la orden al músculo de que se contraiga o se relaje.
Los síntomas de una afectación nerviosa incluyen dolor, alteración de la sensibilidad como hormigueo o entumecimiento, debilidad muscular y fatiga. La fisioterapia cuenta con técnicas de movilización neural para tratar estas neuropatías.
Consiste en realizar ejercicios o movilizaciones específicas con el objetivo de descomprimir y liberar la presión del nervio afectado, aumentar el deslizamiento de los nervios con respecto al tejido circundante, aumenta la movilidad del nervio y la movilización de los fluidos intraneurales y mejorar la conducción nerviosa y el flujo sanguíneo del nervio. Todo esto ayuda a la regeneración y curación de un nervio lesionado pudiendo así aliviar los síntomas que ocasiona su lesión.