Los ejercicios de alta intensidad han venido para quedarse, y con ellos una condición fisiopatológica conocida como rabdomiolisis. Con el auge de la ultradistancia, el CrossFit y el márketing del “entrena más y más duro, no hay descanso” hemos creado un problema que no se tiene en cuenta hasta que es demasiado tarde. Incluso se han visto casos de rabdomiolisis en dispositivos de electroestimulación.
Pero ¿qué es la rabdomiolisis y cómo afecta a nuestro cuerpo? En este post te comentaré un poco acerca de la misma y qué debemos tener en cuenta a nivel nutricional para evitarla.
Rabdomiolisis: origen
La rabdomiolisis es una condición que se da cuando al romper el tejido muscular se liberan sustancias a la sangre. Estas sustancias en grandes concentraciones afectan a los riñones y su función se ve mermada. Es bastante difícil de diagnosticar debido a la diversidad clínica del cuadro. El entrenamiento disminuye el riesgo de desarrollar rabdomiolisis, pero en ausencia de aclimatación al calor, sudoración profusa, falta de reposición hidroelectrolítica adecuada y elevada temperatura ambiental, puede afectar incluso a deportistas entrenados.
Causas
El origen de la rabdomiolisis es diverso. Entre las causas destacamos (García, P. H. (2012)):
- Lesión muscular no derivada de práctica de ejercicio: traumatismos, electrocucuión, deshidratación grave, isquemia muscular, niveles muy altos o muy bajos de sodio o potasio, trastornos de la tiroides. complicaciones asmáticas o cetoacidosis diabéticas. También influyen las infecciones víricas o bacterianas (como el Virus de Epstein-Barr o la Salmonella) o ciertos déficits enzimáticos idiopáticos.
- Drogas y medicamentos como alcohol, cocaína, estatinas (muy rara vez), antidepresivos, corticoides, salicilatos… depende siempre de la dosis y la cronicidad. En condiciones normales los medicamentos son seguros, pero pueden presentar complicaciones según se combinen entre sí o exista enfermedades como la diabetes.
- Lesión muscular derivada de práctica de ejercicio físico. Se presenta en ejercicios muy intensos o de muy larga duración como maratones, en fisioculturismo, CrossFit (Hopkins, B. S., Li, D., Svet, M., Kesavabhotla, K., & Dahdaleh, N. S. (2019)) o en regímenes militares a causa del entrenamiento.
La prevalencia de rabdomiolisis a nivel global es relativamente baja, en parte debido a las dificultades en diagnóstico. No son datos que nos sirvan para confiar mucho y por ello no los he comentado. En EEUU se reportan anualmente 26.000 casos de la enfermedad. Pero en el caso de la inducida por ejercicio físico algunos investigadores opinan que las cifras estarían infraestimadas. En otro estudio de 1978 se detectó rabdiomiolisis en 25 de 44 corredores de ultramaratón (Schiff, H. B., MACSEARRAIGH, E. T., & KALLMEYER, J. C. (1978)).
Síntomas
Normalmente pasa un tiempo hasta que se experimentan síntomas pero podríamos nombrar los siguientes (Pérez Unanua, M., Roiz Fernández, J. C., & Diazaraque Marín, R. (2001)) :
- Dolores musculares
- Debilidad y malestar general
- Arritmias cardíacas
- Agujetas
- Calambres
- Contracturas
- Fiebre
- Náuseas
- Vómitos
- Confusión
- Coma
Clínica
La rabdomiolisis suele presentar las siguientes alteraciones en sangre:
- Niveles de Creatin Kinasa (CK) exageradamente elevados. La CK proporciona energía al músculo para su contracción. Para que se considere patológico debería ser igual o superior a 5 veces los valores superiores límites analíticos (150 UI/l). Se eleva a las 2-12 horas desde el ejercicio, adquiere un pico y a los 3 días desciende.
- Niveles elevados de Lactato Deshidrogenasa (LDH), enzimas hepáticas GOT y GPT y aldolasa.
- Elevaciones de la creatinina sérica y la mioglobina
- Elevaciones del ácido úrico en sangre y urea.
- Mioglobinuria (orina oscura)
- Reducción del filtrado glomerular y fracaso renal (no siempre)
- Hiperpotasemia (factor pronóstico más peligroso)
- Hiperfosfatemia
- Hipocalcemia
Tratamiento nutricional
Este tiene lugar en el hospital. Se comienza por una rehidratación de choque con suero salino y suero glucosado, que se puede acompañar de diuréticos para forzar la eliminación de residuos musculares. Existen diferencias en protocolos por si usan alcalinizantes de la orina (como bicarbonato sódico) u otros compuestos pero no existe un acuerdo muy firme en este aspecto (Scharman, E. J., & Troutman, W. G. (2013))
Así mismo de cara a no acidificar la orina y no aumentar los residuos que irán al riñón se pueden restringir las proteínas dietéticas un cierto tiempo (0´6 g/kg)
Aunque no existen guías oficiales sobre el papel preventivo en la rabdomiolisis, en mi opinión creo que deberíamos tener en cuenta lo siguiente:
- Aportar proteínas suficientes para reparar el daño muscular tras el ejercicio (recordar el papel de las legumbres o la leche, esta última rica en aminoácidos ramificados de interés)
- Suministrar líquidos que hidraten sobre todo antes, durante y después de la práctica deportiva (AGUA!)
- Aportar calcio y minerales como el magnesio para una correcta contracción muscular como por medio de fruta o frutos secos
- Consumir alimentos de origen vegetal que permitan una adecuada diuresis y faciliten la eliminación de residuos proteicos a la vez que facilitan las funciones enzimáticas básicas por su contenido en vitaminas.
- Dieta adecuada, suficiente y ajustada en carbohidratos que permitan al músculo trabajar en condiciones de alta intensidad sin sufrir fatiga y facilitar así el descanso y la recuperación post- ejercicio, rellenando los depósitos de glucógeno muscular.
Otros factores no nutricionales
Es particularmente importante darle prioridad a los periodos de descanso inter entreno y entender que los ejercicios intensos suponen una mayor evacuación de sudor y glucógeno muscular, favoreciendo la deshidratación y la aparición temprana de fatiga.
Por ello debemos tener en cuenta lo siguiente:
- Hidratarse bien antes, durante y después del ejercicio con agua preferentemente o bebida de reposición con carbohidratos y electrolitos en largas distancias.
- Aclimatarse previamente al entorno de competición en condiciones extremas de temperatura (entrenamiento 1-2 días antes) y llevar ropa para protegerse del sol o el frío extremos
- Dividir adecuadamente las sesiones de entrenamiento y periodizar el descanso: valoradlo con médico, entrenador y nutricionista.
- No realizar ejercicios de alta intensidad en ayunas o con el estómago vacío: es más fácil dañar el músculo de esta manera
- Tener unos hábitos de sueño estables, intentando irse a la cama a las mismas horas
- No usar pantallas una hora antes de dormir (interfiere con el descanso y facilita el estado de alerta)
Conclusiones
No os dejéis llevar por las emociones y dadle al cuerpo lo que necesita: entreno adecuado, reposo, adaptación neuromuscular y recuperación por medio de la dieta y el descanso. Está bien hacer las cosas rápido o conseguir levantar más peso pero todo tiene un progreso y una metodología. Si hacemos las cosas sin pies ni cabeza ni guiándonos por un profesional de la actividad física y el deporte podemos ya no solo lesionarnos si no padecer la patología arriba citada. Cuando el cuerpo se pone al límite en deportes de larga duración o alta intensidad se debe tener mucho cuidado con la técnica de ejecución, la metodología deportiva y la supervisión por parte del entrenador/a debidamente cualificado. En caso contrario sólo tendremos lesiones. Cualquier modalidad deportiva puede ser adecuada y poco lesiva, pero solo si se hacen las cosas bien.
Ricardo Estévez
NUTRICIONISTA
info@ricardoestevez.es
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