La hernia discal lumbar es una de las enfermedades más comunes de la columna.
Según OMS, la hernia discal lumbar se ha convertido en una de las causas más importantes de discapacidad tanto en países desarrollados como en desarrollo. Como resultado de las importantes cargas económicas y sociales asociadas, muchas investigaciones se han centrado en la identificación de tratamientos eficaces.
Frente a tratamientos quirúrgicos, los tratamientos conservadores están ampliamente recomendados para hacer frente a la creciente demanda de enfoques no farmacológicos. La inmensa mayoría de pacientes están actualmente recibiendo este tipo de tratamientos reservando únicamente la opción quirúrgica para casos muy concretos o para aquellos en los que las medidas conservadoras no hayan surtido efecto.
Hernia discal lumbar
Antes de nada es importante recordar que el hecho de que haya una hernia, no implica dolor. Es decir, la hernia puede aparecer en la resonancia, pero no ser la causa de nuestro dolor. Si queréis saber más sobre ello podéis leer este artículo donde os explicaba este hecho.
Cuando es la hernia discal lumbar la que produce dolor, éste será de tipo radicular y se distribuirá por territorio de la raíz afectada. Además va acompañado de parestesias y debilidad de las extremidades inferiores. El patrón de dolor experimentado por el paciente depende del nivel y la ubicación de la hernia. La mayoría se producen en los niveles L4-L5 y L5-S1.
La hernia discal lumbar se refiere a la condición médica en la que el material blando en el medio del disco lumbar recibe tanta presión que se rompe. Al hacerlo, uno o más de los nervios de la columna se comprimen o presionan. Cuando esto ocurre se producirá dolor lumbar y la ciática.
La ciática secundaria a una hernia es una condición común que debe tener un enfoque multidisciplinar que atienda a todas las posibles causas de dolor lumbar. Aunque esto continue siendo un desafío ya que no existen pautas claras sobre qué intervenciones funcionan mejor en combinación o cómo secuenciar las intervenciones.
Qué es una hernia discal
En la columna, entre cada 2 vértebras existe un disco intervertebral. Cada disco está formado por dos partes como si de un huevo frito se tratase:
- Anillo fibroso (clara del huevo). Rico en fibras de colágeno. Proporciona resistencia a la tracción.
- Núcleo pulposo (yema). Rico en agua y de consistencia gelatinosa. Tiene propiedades hidrostáticas debido a que contiene unas sustancias, los proteoglicanos, que atraen el agua. Esto es importante porque ayudará a la distribución del peso y la transferencia de carga de una vértebra a la siguiente. Además permite que el disco actúe como un cojín de bolas sobre el cual se puede mover la vértebra superior.
Durante el día, debido a las las fuerzas que actúan sobre la columna, se expulsa líquido del disco intervertebral, lo que reduce el contenido de agua al final del día en aproximadamente un 14 %. Durante el sueño u otros períodos de no soportar peso, el agua regresa al núcleo, trayendo consigo nutrientes y restableciendo la homeostasis hidrostática.
Este hecho es muy importante porque el flujo de nutrientes y fluidos al disco se produce a través de una fina capa entre la vértebra y el disco. El envejecimiento, procesos degenerativos y cambios patológicos en el disco conducen a una disminución de la capacidad de absorción de agua. Cuando esto se ve entorpecido, perjudica el transporte de nutrientes a través de la placa terminal y priva al disco de sus propiedades hidrostáticas favoreciendo la degeneración discal.
Por tanto, mejorar el flujo de fluido dentro del disco puede ser beneficioso en personas con dolor y discapacidad causados por el envejecimiento y los cambios degenerativos en la columna vertebral.
Determinadas técnicas de fisioterapia pueden influir en la nutrición y el flujo de agua dentro del disco intervertebral, con el potencial efecto positivo en su salud y en alterar el proceso degenerativo dentro del disco.
Fisioterapia hernia lumbar tratamiento
Para los pacientes que acuden a fisioterapia, se ha demostrado que las intervenciones dirigidas al ejercicio y la movilidad articular mejoran la función física.
Movilización lenta de la columna lumbar
Las movilizaciones suaves y oscilantes de la columna vertebral lumbar demostraron tener efecto sobre la difusión de agua dentro del disco intervertebral. Además las movilizaciones estudiadas se realizaron en la posición boca abajo lo que parece que también contribuye a estos cambios.
Importante señalar que las movilizaciones han de realizarse de manera suave, rítmica y siempre por debajo del umbral del dolor del paciente.
Los pacientes a los que se les aplicaron dichas movilizaciones, informaron de una disminución de al menos 2 puntos en la escala de dolor inmediatamente o en un corto período después del procedimiento. Los investigadores encontraron en ellos un mayor cambio en la difusión de líquido en el disco intervertebral antes y después del tratamiento. Estos hallazgos sugieren que podría haber una relación entre los cambios de difusión dentro del disco intervertebral después de la terapia manual (es decir, movilización específica de la columna lumbar y flexiones en decúbito prono) y la reducción del dolor.
Ejercicios de fortalecimiento abdominal
Presentar patrones musculares desequilibrados pueden causar movilidad excesiva en una articulación y que esto genere un estrés en la zona o hipermotilidad en otra zona adyacente. Estas situaciones derivarán en inestabilidad si no se soluciona de la manera adecuada.
Una columna lumbar inestable, junto con el debilitamiento de la fuerza muscular, conduce a desequilibrios estructurales, lo que provoca irritación y tensión en los tejidos y estructuras de la región lumbar. Esto dará como resultado dificultades en las habilidades de control motor funcional, como caminar o sentarse, así como problemas físicos y psicológicos.
Los ejercicios de estabilización de la columna lumbar son una intervención eficaz para los pacientes con dolor de espalda e inestabilidad de la columna. Su beneficio se debe a que aumentan la presión abdominal a través de la activación mutua del suelo pélvico, el diafragma y los músculos abdominales y reducen la presión sobre la columna lumbar.
Ejercicios respiratorios y de suelo pélvico
Durante el ejercicio de estabilización, se ha enfatizado en la contracción coordinada de los músculos respiratorios primarios y los músculos sinérgicos en la inhalación y la exhalación. Se podría agregar incluso una resistencia al flujo de aire durante la inhalación y la exhalación, de esta manera los músculos respiratorios y los músculos profundos (oblicuos internos, los multífidos y los músculos del piso pélvico) están bajo resistencia, lo que resulta en una alineación postural y una estabilización estructural.
No debemos olvidarnos también de la musculatura del suelo pélvico. El famoso core no es más que un cilindro. Su parte anterior es la musculatura abdominal. La posterior la columna lumbar con toda su musculatura. La parte superior la forma el diafragma. Y la parte inferior es el suelo pélvico. Un correcto equilibrio entre todas sus partes deriva en un correcto control de la zona lumbar.