Los trastornos nutricionales son comunes a esta época del año. El buen tiempo y las altas temperaturas favorecen la práctica deportiva y con ella las lesiones o los desvanecimientos en carrera. Es importante ir de menos a más y estando parados en invierno sería surrealista marcarse hacer una maratón como objetivo para julio.
En este post vamos a ahondar un poco en algunos trastornos que podemos encontrarnos si nuestra alimentación no es adecuada, algunhas inherentes a la práctica deportiva y otras que son versiones más extremas de la desnutrición.
Tríada de la Atleta
La tríada de la atleta es un fenómeno que se observa en mujeres jóvenes muy activas físicamente. Consiste básicamente en tres puntos:
1. Baja disponibilidad energética
2. Problemas en la función menstrual y/o amenorrea
3. Baja densidad ósea y problemas óseos derivados
Estos componentes se pueden presentar juntos o de manera separada.
La tríada de la atleta puede ocasionar fracturas óseas por estrés, trastornos gastrointestinales o renales, neurológicos y por supuesto endocrinos si no se corrigen a tiempo.
A nivel nutricional debemos tener en cuenta los siguientes puntos (De Souza et al., (2014)):
1. Asegurar un balance energético positivo en tanto no se solucionen problemas como la amenorrea.
2. Asegurar unos correctos niveles de calcio y vitamina D para su correcta absorción
3. Asegurar unos correctos niveles de hierro, zinc y vitamina K
4. Asegurar la disponibilidad de carbohidratos especialmente en ejercicios vigorosos muy demandantes de glucosa. Preentreno, interentreno y postentreno
5. Asegurar una toma adecuada de grasas, preferentemente de origen vegetal, para una buena síntesis de hormonas esteroideas femeninas (las grasas saturadas incluidas, que se deben limitar en favor de monoinsaturadas y poliinsaturadas, pero a un nivel basal favorecen esta síntesis). Ej: aceitunas, aceite de oliva o de semillas, frutos secos, aguacate…
6. Vigilar la acción de la glándula tiroides y asegurar los niveles de yodo en caso necesario.
Kwashiorkor
Dentro de los trastornos nutricionales, el kwashiorkor deriva de una toma inadecuada de proteínas. Aunque normalmente se le da más importancia a las grasas y los carbohidratos como fuente de energía, una ingesta adecuada de proteínas evita lesiones, permite que las reacciones enzimáticas tengan lugar y fortalece las estructuras corporales.
Los síntomas que lo distinguen son:
- Fatiga
- Irritabilidad
- Letargo
- Barriga hinchada
Es frecuente encontrar edema en este trastornos y un sistema inmune débil (Rytter et al., (2014)). Se pierden proteínas del músculo esquelético y aumenta la grasa en el hígado derivado de la acumulación de grasas que se pueden movilizar. Se puede también generar malabsorción de nutrientes cuando el kwashiorkor llega a afectar a la mucosa intestinal.
El kwashiorkor tiene una incidencia bastante baja en la población occidental y es más frecuente en zonas en las que impera el hambre, concretamente en niños, pero conviene tenerlo en cuenta en deportes de ultrarresistencia.
Marasmo
Simplificando mucho, el marasmo es una restricción severa de calorías en la dieta. Si estamos en una dieta demasiado restrictiva podríamos padecerla.
Así, por ejemplo en el marasmo destacamos:
- Pérdida de peso muy acusada
- Disminución de los compartimentos grasos y proteicos
- Anemia e inmunodeficiencia
- Se mantienen en mayor medida los niveles de proteínas sanguíneas
Con síntomas parecidos a los del kwashiorkor, pero con una gran deshidratación y un desgaste acusado en todos los tejidos.
Malnutrición Proteicoenergética (MPE)
Es una mezcla que aúna tanto el kwashiorkor como el marasmo. Digamos que las dos condiciones anteriores eran los extremos de una misma patología (una más tendiente a reducir las calorías y otras las proteínas, aún en un régimen más alto calóricamente).
Existen varios tipos de malnutrición: primaria y secundaria:
- En la malnutrición primaria están ausentes en la dieta uno o más componentes. Obviar la toma de un nutriente (ej: suplementos de B12) o la ignorancia respecto a una dieta adaptada, equlibrada y suficiente son los casos más típicos.
- La secundaria sucede cuando se cubren las necesidades con la dieta, pero hay problemas con la ingestión (p. ej., debida a una anorexia) o absorción, alteración de la utilización o del almacenamiento, o una pérdida excesiva o un aumento de las demandas. También el alcoholismo o algunas enfermedades como el cáncer conllevan déficits nutricionales debido a una menor ingestión, a una utilización anómala o a un aumento de las pérdidas.
La malnutrición tiene varios criterios diagnósticos, uno muy sencillo es si el índice de masa corporal (IMC) baja de 18,5 kg/m2 . Pero también hay otro segundo criterio en base al peso perdido o presentar una masa magra muy disminuida (Cederholm et al., (2015)).
Síndrome de deficiencia energética relativa en el deporte (RED-S)
Es un trastorno más fácil de adquirir por los deportistas. En estos casos el input energético es bastante menor al gasto realizado durante la práctica deportiva. Es un concepto de bajas calorías. El motivo no siempre es estético (bajar de peso para una cita o verse mejor) sino que el entrenamiento extenuante puede reducir los niveles de leptina y adiponectina. Esto trae asociado un problema en el correcto metabolismo de grasas y carbohidratos y un descontrol de la sensación de hambre. Además, se puede generar una osteopenia, bajando la masa ósea y favoreciendo lesiones.
Según Melin et al. (2019) afecta a entre el 18 y el 58% de los atletas (tanto hombres como mujeres), afectando sobre todo a atletas de resistencia.
Afecta al desarrollo de la masa muscular, a las adaptaciones neuromusculares durante el entrenamiento, aumenta el riesgo de lesiones y empeora el rendimiento deportivo. Además, las recuperaciones postentreno son peores y se es más susceptible de padecer enfermedades.
En un primer momento las reservas corporales de grasa y proteína mantienen un buen estado fisiológico en restricción calórica, pero después son insuficientes. Entonces se producen una serie de adaptaciones metabólicas que reducen el gasto energético basal y alteran funciones fisiológicas básicas. Uno de esos problemas es una acumulación excesiva de grasa en base a estas adaptaciones. De hecho se suelen elevar los triglicéridos o el colesterol en sangre en respuesta.
En hombres, por ejemplo, disminuye la testosterona y la hormona T3 de la tiroides (Burke et al., 2018) y en mujeres la menstruación altera su ciclo y se menstrua poco (oligomenorrea) mientras dure esta situación.
Puntos clave para llevarse a casa
- Asegurar la ingesta suficiente de proteínas en la dieta. Deportes que requieren más uso de la fuerza, necesitarán ingestas mayores.
- Controlar las calorías consumidas: hacer mucho deporte en busca de una mejor estética y comer poco puede ser contraproducente.
- Mejorar la calidad de la dieta con alimentos frescos y de temporada y disminuyendo el consumo de ultraprocesados.
- Periodizar adecuadamente los volúmenes e intensidades de entrenamiento, así como los descansos.
- Planificar la alimentación alrededor de los entrenamientos (antes, durante y después).
- Acudir al psicólogo si se detectan problemas de relación con la comida o distorsión de la imagen corporal, que afectan al equilibrio fisiológico y al rendimiento deportivo.
- Tanto el marasmo como el kwashiorkor se suelen dar en población infantil-adolescente, pero en zonas muy pobres y con muy bajo consumo de alimentos. En adultos deportistas de la sociedad occidental se dará con mucha más frecuencia el RED-S.
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Ricardo Estévez
NUTRICIONISTA
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