A día de hoy, todos y cada uno de nosotros, en mayor o menor medida, hemos oído hablar de la enfermedad de Parkinson y su sintomatología. Sin embargo, la mayoría desconocemos que sucede cuando dicha enfermedad llega, y nuestra autonomía personal se ve afectada.
En España todavía no existen datos estadísticos exactos del número de personas afectadas. No obstante, según la Organización Mundial de la Salud, alrededor de unos 150.000 españoles padecen Parkinson. De los cuales, en torno a unos 30.000 todavía no han sido diagnosticados.
De tal forma que a día de hoy es la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente por detrás de la enfermedad de Alzheimer.
Principales problemas en el día a día
La enfermedad de Parkinson es una patología crónica y neurodegenerativa que provoca la degeneración y posterior destrucción de las neuronas dopaminérgicas. Las cuales se encargan de transmitir la dopamina, neurotransmisor necesario para el adecuado control del sistema nervioso central y el control del movimiento muscular.
Lo que provoca en la persona afectada una serie de síntomas que repercuten de manera directa en la capacidad funcional y autonomía personal, siendo los más comunes:
- Motores:
- Bradicinesia (lentitud en los movimientos).
- Rigidez.
- Temblor de reposo.
- Inestabilidad postural: problemas al estar de pie, caminar, realizar movimientos voluntarios durante las actividades cotidianas, etc.
- Pérdida de expresión facial.
- Entre otros.
- Neuropsicológicos: deterioro cognitivo, trastornos del estado de ánimo (depresión y ansiedad), etc.
- Alteraciones del sueño: insomnio, somnolencia diurna, trastornos de la conducta del sueño o parasomnias (pesadillas o sueños vividos y terrores nocturnos).
- Autonómicos: hipotensión, sudoración excesiva, seborrea, etc.
- Digestivos: estreñimiento, disfagia, etc.
- Sensoriales: dolor, parestesias, hiposmia, anosmia, etc.
Lo cual provoca un impacto considerable sobre la calidad y la forma de vida del afectado y de su familia.
Por ello, es importante acudir a un servicio de rehabilitación desde el primer momento del diagnóstico. Así como tener en cuenta, una serie de recomendaciones que nos facilitaran el adaptarnos a la situación y a las necesidades individuales de cada persona con Parkinson.
Consejos para convivir y mantener la autonomía con Parkinson:
Lo primero que debemos tener en cuenta es la necesidad de llevar a cabo una serie de cambios o adaptaciones en las diferentes actividades de la vida diaria. Ya que ésto permitirá que la persona con Parkinson realice dichas tareas de la forma mas autónoma y segura posible.
Así algunas de las recomendaciones a tener en cuenta para mejorar la autonomía personal de la persona con Parkinson son:
- Bañarse/ducharse:
- Instalar asideros en la bañera/ducha.
- Contar con un taburete o silla para realizar la actividad del baño.
- El suelo de la bañera/ducha debe de ser antideslizante.
- Emplear productos de apoyo que faciliten la tarea (esponjas de mango largo, ducha monomando, etc.)
- Utilizar albornoz en vez de toalla para secar el cuerpo con menor dificultad.
- Higiene y arreglo personal:
- Para facilitar las diferentes actividades de la vida diaria de higiene y arreglo personal se recomienda el uso de un taburete frente al lavabo. De tal forma, que la persona apoye los brazos en el lavabo y así se reduzca la fatiga durante el lavado de la cara, manos, dientes, afeitado, etc.
- Para la higiene buco-dental se recomienda el uso de un cepillo de dientes con mango engrosado o eléctrico.
- Para el afeitado se recomienda el uso de una maquinilla de afeitar eléctrica.
- Cuidado del intestino y la vejiga (comúnmente denominado control de esfínteres):
- Para mejorar los trastornos urinarios:
- Utilizar colector, compresa o pañal siempre que sea necesario.
- Vaciar la vejiga con regularidad antes de que aparezcan las ganas de ir al baño.
- Reducir la ingesta de líquidos a partir de las 19 o 20 de la tarde. En caso de padecer nicturia contar con un orinal o cuña próximo a la cama.
- Para mejorar el estreñimiento:
- Realizar ejercicio físico adaptado de forma regular. Solicitando información al fisioterapeuta y terapeuta ocupacional de referencia.
- Solicitar información a un nutricionista sobre los alimentos más recomendables para reducir el estreñimiento.
- Para mejorar los trastornos urinarios:
- Aseo e higiene en el inodoro:
- Colocar un alza en el inodoro en aquellos casos en los cuales la altura del mismo sea excesivamente baja.
- Colocar asideros a ambos lados del inodoro que permitan una mejor incorporación de la persona.
- Vestido/Desvestido:
- Realizar la actividad después de que la medicación haga efecto.
- Dejar la ropa que se vaya a vestir, preparada y colocada según el orden de colocación.
- Utilizar prendas de vestir holgadas y fáciles de poner.
- Sustituir los cierres de las prendas por botones a presión, cremalleras con anillas o velcro.
- Vestirse sentado sobre una silla rígida y con respaldo alto.
- Emplear zapatos sin cordones y con suela de goma.
- Utilizar un calzador de mango largo y un banquito para colocarse los calcetines, medias o el calzado.
- Alimentación:
- Mantener una postura en sedestación adecuada para llevar a cabo la ingesta. Para ello sentarse en una silla rígida, con respaldo alto y con los brazos apoyados en la mesa.
- Emplear productos de apoyo que faciliten dicha tarea (mantel antideslizante, vasos con asas, cubiertos ligeros con mango engrosado, etc.).
- Acudir a un nutricionista para establecer una dieta equilibrada adaptada a las necesidades nutricionales y el grado de disfunción.
- Ingerir alimentos en pequeñas cantidades, de consistencia homogénea (sin tropezones), masticando despacio y con la boca cerrada. Es importante, no añadir más alimentos hasta no haber tragado lo anterior.
- En casos de disfagia acudir a un logopeda.
- Movilidad funcional:
- Para mejorar la movilidad en cama:
- Dormir en una cama de altura adecuada, con un colchón duro y de tamaño pequeño. Ésto facilitará el acceso, la movilidad y los giros en la cama.
- Emplear un nórdico en lugar de una colcha y mantas, así como sabanas y pijama de raso, seda o satén.
- Entrenar estrategias de movilidad funcional en la cama con el terapeuta ocupacional de referencia.
- Para mejorar la movilidad funcional en casa:
- La vivienda debe estar lo más ordenada posible y contar con una adecuada iluminación.
- Se deben retirar todas las alfombras, muebles y objetos con los cuales la persona pueda tropezar.
- Es recomendable colocar estímulos visuales en el suelo, pasillos o puertas, con el fin de mantener la atención durante la marcha.
- Para mejorar la movilidad funcional en exteriores:
- Emplear productos de apoyo que mejoren la actividad tales como bastones invertidos, andadores o sillas de ruedas.
- Mantener la atención al caminar, buscando estímulos visuales en el suelo, marcando los pasos y levantando las rodillas.
- No realizar los giros pivotando sobre un solo pie, sino marcando el paso en círculo.
- Realizar un ligero balanceo con el cuerpo, cambiando el peso de un pie al otro.
- Realizar de forma diaria paseos por exteriores.
- Para mejorar la movilidad en cama:
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