Muchos de nosotros terminaremos cuidando en algún momento de nuestras vidas a algún ser querido que no puede valerse por si mismo. Por ello, creo que no hay mejor manera de reflexionar acerca de como deben ser los cuidados de una persona mayor dependiente que a través de una historia.
La historia que hoy me gustaría contaros es la de Josefa y su familia.
Josefa es una mujer de 79 años, viuda y madre de tres hijos. Hace unos años Josefa comenzó a presentar una serie de limitaciones para vivir de manera independiente. Y tras meses de lucha continúa para saber que es lo que le estaba sucediendo, fue diagnosticada de demencia. De tal manera que la vida de ésta y la de su familia dio un cambio radical.
“Ella comenzó a tener pérdidas de memoria, vestirse de manera incorrecta, a ser incapaz de prepararse un plato de comida, tomarse la medicación de una manera correcta, limpiar su casa, ir a la compra, gestionar los gastos de la casa, entre muchas otras actividades de la vida diaria. Como consecuencia de ello, paso de ser una mujer vital, alegre e independiente a precisar ayuda y supervisión de una tercera persona las 24 horas del día. No podíamos dejarla sola, ya que sus limitaciones le impedían vivir de manera independiente. Fue un impacto emocional muy grande para toda la familia” (Teresa, hija de Josefa).
En este caso, la historia es la de Josefa, pero podría ser la de cualquier otra familia en la cual la enfermedad llega para marcar un antes y un después. Y es en ese momento en el cual todos nos preguntamos y ante esta situación, ¿Qué debía hacer su familia?.
¿Qué hacer cuando la dependencia llega?
Esta claro que nadie esta preparado para afrontar las responsabilidades y dificultades asociadas a la situación de cuidar a un familiar dependiente. Ya que, sea cual sea la causa, el cuidado de una persona mayor dependiente implica múltiples y variadas tareas, así como una gran cantidad de responsabilidad, tiempo y esfuerzo.
No obstante, hay una serie de consejos que se deberían tener en cuenta cuando la dependencia llega.
Por ello, hoy me gustaría comentaros algunos de ellos.
1. Lo primero que deberíamos tener en cuenta en el momento en que una situación de estas características llegue a nuestras vidas. Es que debemos establecer una reunión familiar en las cual se planteen las responsabilidades que se van a llevar a cabo, tales como:
- ¿Qué personas están dispuestas a colaborar en el cuidado?
- ¿Cuáles son las responsabilidades que va a afrontar cada familiar?
- ¿Y quién se va a ocupar de qué y cuándo?
De tal manera, que se tenga en cuenta cómo va a afectar la situación a la familia en general (hermanos, pareja, hijos, relaciones sociales, necesidades personales, economía, etc.). Ya que, es muy importante comprender el cómo esta situación va a cambiar nuestra vida. Y como el organizarse y apoyarse, evitará sobrecargas y consecuencias negativas.
2. Es necesario conocer el estado de salud de la persona mayor dependiente a cargo. Ya que cuanto mayor sea el conocimiento acerca de la enfermedad, su sintomatología, pronóstico, tratamientos y terapias. Mayor será la capacidad de comprensión y afrontamiento para dicha situación. Por ello, soliciten información a su personal sanitario de referencia.
3. Es importante adaptar la vivienda en la cual vive la persona para que esta pueda moverse por ella de la forma más segura, autónoma y cómoda posible.
No obstante, esto no quiere decir que nos pongamos a hacer obras sin sentido. En este caso lo más recomendable es solicitar asesoramiento a un terapeuta ocupacional acerca de las adaptaciones más recomendadas según cada situación.
4. Es de vital importancia disminuir roles familiares que fomente la situación de dependencia. La sobreprotección, la anticipación de necesidades y el exceso de demanda por parte del enfermo es algo que se debe evitar.
5. Es recomendable solicitar información a un terapeuta ocupacional acerca de los productos de apoyo existentes en el mercado. Actualmente hay un mundo de productos que pueden fomentar la independencia de la persona. A la vez que ayudan o facilitan el cuidado de la misma.
6. Es imprescindible mantener en la medida de lo posible la máxima autonomía de la persona mayor. Por ello, se deben mantener y estimular las capacidades mediante la participación del enfermo en las diferentes actividades de la vida diaria.
7. Y por último, y no menos importante, busquen ayuda profesional. Aunque suene redundante, a día de hoy todavía hay familias reticentes a la idea de que precisan ayuda para poder afrontar el cuidado de su familiar.
Por ello, no tengan vergüenza ni miedo, ni crean que por ser una persona mayor dependiente ya no hay nada que hacer. Fuera de su hogar hay todo un mundo de profesionales dispuestos a acompañarles y apoyarles en todo el proceso.
NATALIA OTERO PAZOS
Graduada en Terapia Ocupacional
Especialista en rehabilitación neurológica