El espolón calcáneo es un crecimiento óseo que aparece en el talón, en el lugar donde los tendones de los músculos del pie o de la pierna se unen al hueso calcáneo (talón).
Cómo se produce un espolón calcáneo
En la base del calcáneo y a causa de una presión excesiva y continua ejercida sobre el hueso, el tejido óseo se inflama de manera crónica y se produce una formación anómala que suele tener forma de gancho.
A cada paso que se realiza, los talones tienen que soportar todo el peso del cuerpo. La carga repetida durante la marcha se atenúa gracias a un cojinete de grasa, Este cojín está sobre el hueso calcáneo y la fascia plantar que recubre la planta del pie.
Si se realiza un presión continua de la musculatura sobre estas estructuras plantares, el hueso puede llegar a dañar la fascia plantar produciendo una herida. El hueso reaccionará como si se tratase de una fractura, produciendo tejido de inflamación que posteriormente se calcificará, formándose el espolón calcáneo.
¿Dolor = espolón calcáneo?
El dolor realmente no se produce por la presencia del espolón calcáneo. Sino por la tracción continua que ejerce sobre la fascia plantar.
La fascia plantar es un tejido que se extiende a lo largo del pie y se divide en tirillas que terminan en las bases de cada dedo. Es por eso que las molestias incluso se pueden reflejar en los dedos del pie. La inflamación de la fascia puede provocar cambios vasculares y micro desgarros causantes de molestias.
Por tanto, el espolón puede ser asintomático hasta que, por determinadas circunstancias, el paciente desarrolle una fascitis plantar, una periostitis o una bursitis en el área donde el tejido conectivo se une con el hueso. Y esto será realmente lo que le provoqué dolor, y no el espolón en sí.
Tratamiento
En primer lugar deberíamos asegurarnos de que efectivamente estamos ante un espolón calcáneo con las pruebas médicas pertienentes. Y, una vez confirmado, que sea el propio traumatólogo el que recomiende el camino a seguir.
Lo ideal siempre es retrasar la cirugía el mayor tiempo posible. Por eso, un tratamiento multidisciplinar con medidas no invasivas podría ayudarte a aliviar tus síntomas evitando pasar por quirófano. Un podólogo puede orientarte sobre la necesidad de confeccionar una plantillas específicas y así prevenir las molestias. Mientras que con fisioterapia podemos tratar tus síntomas y enseñarte ejercicios para evitar recidivas.