A día de hoy parece prácticamente imposible que una persona mayor sea capaz de gestionar y mantener su salud de manera autónoma toda su vida. Y es que el mantener una rutina diaria saludable no es fácil para nadie, y menos a medida que se cumplen años.
Esto es debido por un lado, a que el envejecimiento produce en la persona mayor una serie de cambios a nivel biológico, los cuales repercuten de manera directa en las capacidades físicas y/o cognitivas de la persona. A lo que se le debe añadir la posibilidad de que la persona mayor padezca patologías crónicas que interaccionen con el propio proceso de envejecimiento normal. Generando como resultado una dificultad para que la persona mayor mantenga unos hábitos y rutinas diarios adecuados. Lo que dará lugar a la pérdida de autonomía personal de la persona mayor. Y la consecuente afectación de la calidad de vida de ésta.
Por ello, y con el fin de lograr mantener la máxima autonomía personal de la persona mayor, es de vital importancia tener en cuenta cinco aspectos fundamentales para la adecuada gestión y mantenimiento de la salud.
1. Realizar un adecuado control y seguimiento de las enfermedades
A día de hoy se estima que al menos el 88% de la población mayor de 65 años padece una patología crónica. Convivir con una enfermedad de larga duración no es nada fácil. Ya que en la mayor parte de los casos, la persona mayor desconoce la enfermedad y los riesgos de la misma. Por ello, es fundamental que la persona mayor comprenda lo que le sucede. De tal forma, que afronte mejor su enfermedad, siga el tratamiento pautado, así como las indicaciones de los profesionales sanitarios que lo atienden.
Ya que esto no solo beneficiará a la persona mayor enferma, haciéndola participe de manera activa en el tratamiento. Si no que permitirá aportar grandes beneficios en todo el proceso de la enfermedad. Permitiendo disminuir de esta forma los gastos socio-económicos derivados de la misma.
2. Mantener una adecuada rutina de medicación
La mayor parte de las personas mayores de 65 años toman de manera diaria un elevado número de medicamentos. No obstante, en la mayor parte de los casos no existe un adecuado equilibrio en la medicación. Ya que nos podemos encontrar desde una persona mayor polimedicada. Es decir, que toma de cinco a más medicamentos al día durante un largo período de tiempo por prescripción médica o automedicación. Hasta personas mayores inframedicadas, ya sea porque no se le ha prescrito el medicamento o toma menor dosis de la indicada.
Por ello, se debe tener en cuenta una serie de precauciones para mantener una adecuada rutina en la toma de medicación. De tal forma que los medicamentos sean lo más seguros y eficaces. Para ello se debe:
- Realizar revisiones médicas con el fin de:
- Asegurarnos que la persona mayor toma el menor número de medicamentos necesarios.
- Ajustar las dosis de la medicación.
- Realizar un seguimiento exhaustivo de la evolución de la enfermedad.
- Seguir al pie de la letra las pautas médicas acerca de las indicaciones en cuanto a dosis y forma de tomar los medicamentos.
- Evitar la automedicación. Ya que ésta solo provoca efectos negativos sobre la enfermedad entre los cuales se pueden destacar:
- Enmascaramiento.
- Prolongación o agravamiento.
- Resistencia a los fármacos.
- Dependencia.
De esta forma, evitaremos posibles complicaciones asociadas al mal uso o abuso de la medicación.
3. Seguir una dieta equilibrada adaptada a las necesidades personales
A medida que envejecemos nuestras necesidades nutricionales cambian. Debido por un lado a los cambios biológicos que se producen como consecuencia del propio proceso de envejecimiento. Y por otro, a la influencia de las patologías crónicas que en general presentan el colectivo de personas mayores, así como a otros factores tales como: medicación, edad, estilo de vida, etc. Por ello, el mantener una dieta equilibrada y adaptada al estado de salud y las características personales de la persona mayor es algo primordial para mantener un adecuado estado de salud.
Por ello, es de vital importancia acudir a un nutricionista, el cual nos establezca una dieta adaptada y personalizada.
4. Realizar ejercicio físico
La práctica de ejercicio físico es una de las principales terapias no farmacológicas para envejecer de forma saludable. La realización de ejercicio de forma regular conlleva efectos beneficiosos sobre aspectos psicológicos y físicos en personas mayores. Siendo a día de hoy, el principal factor de protección frente a enfermedades asociadas con la edad. Por ello, e independientemente de la edad y las patologías que presente la persona, se recomienda la realización de ejercicio terapéutico en personas mayores.
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