En la actualidad se descubre que cada vez más personas padecen SIBO. Es una enfermedad emergente de la que poca información existe. Aunque aún no están del todo claro ciertos aspectos, como es el caso del diagnóstico, en este artículo intentaremos mostrar una visión general de SIBO.
¿Qué es SIBO?
SIBO hace referencia al Síndrome del sobrecrecimiento bacteriano que se produce en el intestino delgado, concretamente en el yeyuno proximal. Para que llegue a ser un crecimiento excesivo, la población bacteriana en esta región del aparato digestivo debe exceder los 10³ UFC/mL, llegando incluso a los 105 o 106 UFC/mL. Cuando lo normal suelen ser 10³ UFC/mL.
Esta situación se desencadena como consecuencia de una alteración de la homeostasis de la flora intestinal. Lo que conlleva una proliferación excesiva, ocasionando desórdenes digestivos y de absorción intestinal.
La mayoría de estos microorganismos son Gram positivos, entre ellos podemos citar los Streptococcus, Bacteroides, Escherichia o Lactobacillus.
Es importante tener en cuenta que el tipo de flora bacteriana de que se trate, condicionará los síntomas desencadenados por SIBO.
¿A qué población afecta?
Los datos sobre prevalencia de SIBO son limitados y dependen del método empleado para diagnosticar. Pero se podría decir que se ven más casos en la población senior que en jóvenes o adultos de edad media.
¿Qué factores aumentan el riesgo de padecer SIBO?
Existe un gran número de factores representados en el siguiente cuadro (Tabla 1).
Tabla 1. Factores de riesgo de desarrollo de SIBO. Fuente: Dukowicz, A.C, Lacy, B.E y Levine, G.M. (2007). Small Intestinal Bacterial Overgrowth: A Comprenhensive Review. Gastroenterology and Hepatology. 3 (2). 112- 122.
Pero entre todos ellos se encuentran:
- Disminución de la secreción de ácido gástrico, como consecuencia de tratamiento farmacológico, por ejemplo.
- Disminución de la motilidad intestinal.
- Mal funcionamiento del sistema inmune.
- Anomalías anatómicas del tracto gastrointestinal.
¿Cuáles son los síntomas?
Los principales síntomas manifestados en pacientes con SIBO son:
- Hinchazón
- Distensión abdominal
- Dolor abdominal o malestar
- Diarrea
- Fatiga
- Debilidad
Todos ellos son comunes a otras patología como pueden ser las intolerancias al gluten, lactosa o fructosa. Lo que hace más complicado diferenciar clínicamente SIBO de estos trastornos.
Por lo tanto, y tal como recomienda Dukowicz et al., 2007 , “son necesarias pruebas objetivas“ para el diagnóstico de SIBO.
¿Cómo se diagnostica?
Tal y como mostramos anteriormente, no existe consenso a la hora de establecer una prueba o pruebas para diagnosticar SIBO. Por ello, hay varios exámenes que se pueden utilizar:
- Examen físico: se trata de analizar los síntomas (no específicos) y comprobar que se trata de SIBO.
- Analíticas sanguíneas: para comprobar la presencia de anemia, déficit de Vitamina B12, signos de malnutrición (baja concentración de linfocitos, prealbúmina y transferrina), elevada concentración sérica de folato y Vitamina K.
- Pruebas directas: como son el cultivo del contenido intestinal (obtenido por endoscopia).
- Pruebas indirectas: como la prueba del aliento, en la que se comprueban los valores de hidrógeno y D-xilosa expulsados en ayunas y tras una sobrecarga oral de glucosa.
- Prueba urinaria y sérica.
- Colonoscopia.
Actualmente, de todas ellas, las más empleadas a nivel clínico son el cultivo bacterianos y la prueba de aliento. Ya que el resto presentan ciertos inconvenientes tanto a nivel metodológico como económico.
¿Cómo se trata?
Antes de nada, es importante tener en cuenta que el tratamiento de SIBO debe ser individualizado.
El tratamiento de SIBO tiene tres objetivos principales:
- Corregir la causa subyacente.
- Proporcionar apoyo nutricional, si fuese necesario.
- Tratar el crecimiento excesivo y/o modificar el tipo de flora bacteriana.
Este último objetivo se consigue reduciendo el número de patógenos y manteniendo la flora bacteriana benigna. Este papel lo cumplen los antibióticos, pues consiguen reducir o eliminar la sobrecarga bacteriana y revertir la inflamación de la mucosa asociada. Por ello, actualmente, constituyen el pilar del tratamiento de SIBO.
Respecto al segundo objetivo, en casos de pacientes que padecen SIBO y además presentan bajo peso o deficiencias vitamínicas y minerales, podría ser un factor importante el soporte nutricional. Consistiría en administrar por vía venosa u oral, una suplementación de vitaminas liposolubles y vitamina B12, entre otros micronutrientes.
Por otro lado, el tratamiento dirigido a corregir la causa subyacente, incluye terapias dietéticas, quirúrgicas y médicas.
En este sentido, el tratamiento dietético consiste en:
- disminuir el consumo de hidratos de carbono para mitigar la producción de gases y diarrea osmótica (debido a la malabsorción de los mismos).
- aumentar el aporte de grasa y proteína para compensar.
Pero teniendo en cuenta que un exceso de grasa puede conllevar problemas como esteatorrea o déficit de vitaminas liposolubles (vitaminas A, D, E, K).
El empleo de prebióticos como tratamiento de SIBO en humanos está siendo evaluado. Lo que se busca con ellos es impulsar el crecimiento de bacterias beneficiosas como son los Lactobacillus y las Bifidobacterias.
¿Cuáles son las complicaciones?
Las complicaciones de SIBO varían desde leves (diarrea y deficiencias mínimas de vitaminas) hasta severas (ceguera nocturna o neuropatía).
Las complicaciones resultan de la mala digestión y absorción intestinal de las grasas, hidratos de carbono y proteínas. Que a su vez puede enlazar, secundariamente, con un daño microscópico en la mucosa del intestino delgado. Lo que contribuye a la disminución de la capacidad de absorción del mismo. Esto complicaría más los síntomas típicos de SIBO.
Si consideramos la malabsorción de cada uno de los nutrientes, podemos decir que:
- La malabsorción de grasas se produce como consecuencia de la modificación de las sales biliares por parte de las bacterias. Sin embargo, raramente provoca síntomas. Pero en casos severos puede llegar a producir ceguera nocturna (por déficit de Vitamina A), osteomalacia y tetania (déficit de Vitamina D), problemas en la coagulación sanguínea (por falta de Vitamina K) o neuropatía.
- La malabsorción de hidratos de carbono se desarrolla como resultado de la descomposición bacteriana prematura de los azúcares y el mal funcionamiento de las disacaridasas (enzimas que rompen disacáridos como son la sacarosa o la lactosa). Esta malabsorción es la responsable, en mayor medida, de los síntomas de SIBO.
- La malabsorción de proteínas se debe a su degradación por las bacterias. También se produce en pocas ocasiones.
Es común en pacientes con SIBO la deficiencia de cobalamina (Vitamina B12) y valores elevados de niveles de ácido fólico.
Conclusión:
El Síndrome del sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado es una enfermedad que actualmente está en investigación y cada día aparecen nuevos estudios al respecto.
Pero de lo que sí se está en lo cierto es que la nutrición cumple un papel esencial. Por ello, una vez diagnosticado SIBO, sería conveniente acudir a un dietista-nutricionista para intentar mitigar los síntomas y sobrellevar en unas buenas condiciones la enfermedad. Ya que será este profesional el que guíe al paciente en su alimentación diaria de acuerdo a la situación patológica en la que se encuentra.
Ricardo Estévez Silvia Loureiro
NUTRICIONISTA NUTRICIONISTA
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