A día de hoy, la apatía es uno de los síndromes neuropsiquiátricos de mayor incidencia y prevalencia en personas mayores y adultos con patologías de origen neurológico. De esta forma, es común que una persona diagnosticada de demencia, Alzheimer, Parkinson, o cualquier otro daño cerebral (ictus, traumatismo craneoencefálico, tumor cerebral, etc.) presente apatía como síntoma asociado a la enfermedad.
No obstante, y a pesar del impacto negativo que ésta produce en la persona, su familia, en el tratamiento y evolución de la enfermedad. En la actualidad, la apatía todavía sigue siendo un síndrome poco estudiado. Ya que por norma general, se da mayor importancia a otras alteraciones que aparecen en la esfera mental. Motivo por el cual, en muy pocas ocasiones se informa al enfermo y su familia de dicho síntoma y su repercusión. Por ello, hoy me gustaría hablar de que es la apatía, como repercute en el día a día y que consejos se pueden tener en cuenta para mejorar la calidad de vida del enfermo y su familia.
Apatía ¿En qué consiste?
La falta de iniciativa, la inactividad cotidiana, la ausencia de pensamientos, la falta de fluidez verbal, el aplanamiento afectivo, la inexpresividad facial,… son algunas de las manifestaciones clínicas de la apatía.
A día de hoy, la apatía es definida como un síndrome neuroconductual de gran complejidad. El cual, genera un cambio drástico en la conducta de la persona afectada. Debido al déficit continúo de motivación que produce una:
- Disminución de la capacidad de voluntad, interés e iniciativa para realizar actividades de la vida diaria.
- Reducción de las respuestas afectivas (sentimientos y emociones) frente a estímulos positivos o negativos.
Lo que provoca que la persona afectada reduzca o no realice comportamientos dirigido a un fin. De tal forma, que se observa en la persona que cada vez hace menos cosas, se le ocurren menos cosas y siente menos. Lo que desencadena una grave afectación en el funcionamiento personal del individuo que genera un:
- Déficit generalizado de la funcionalidad.
- Riesgo de aislamiento social.
- Mayor sobrecarga familiar, principalmente del cuidador principal.
- Fomento de la dependencia en las actividades de la vida diaria.
- Mayor riesgo de institucionalización.
- Y una mayor morbilidad y peor pronóstico.
Motivo por el cual la apatía debe ser considerada un síndrome de gran importancia. Debido a la incapacidad que ésta puede llegar a generar en la persona afectada y su familia.
Consejos a tener en cuenta:
- Tener paciencia y comprender que la persona apática no es así porque quiere. Sino que actúa de esa forma debido a una lesión cerebral. Por ello, no olvides que la persona apática no tiene la culpa de estar enferma. Y si fuera por él/ella volvería a tener la vida que tenía antes.
- Evitar pensar y realizar comentarios críticos del tipo “no quiere hacer nada”, “es un vago/a”, “solo hace lo que le apetece y no lo que debe de hacer”... Ya que este tipo de respuestas solo van a conseguir efectos negativos que pueden generar:
- Sentimientos de culpabilidad.
- Aumento de la sintomatología depresiva.
- Mayor aislamiento social.
- Incremento de la apatía y abulia.
- Etc.
- Huir de la infantilización. El hecho de que le cueste iniciar o realizar actividades no significa que se le deba tratar como un niño. Por ello, trata a tu familiar como un adulto, que es lo que es. Y evita este tipo de roles familiares y conductas que solo generan y fomentan la dependencia.
- Mejorar nuestra comunicación evitando enfadarnos o elevar la voz para que la persona haga algo. Ya que esto sólo conseguirá que el problema empeore.
- Reforzar a la persona con apatía cuando éste realice actividades significativas. De tal forma, que se logre generalizar este tipo de conductas a otras actividades de la vida diaria que sean importantes para su autonomía.
- Acompañar y apoyar a la persona con apatía en todo momento. Ya que a pesar de que parezca que no sufra, no siente, no se exprese, … Esto no significa que no lo haga a su manera, incluso igual o más que tu.
- Proporcionar un entorno tranquilo y atractivo que favorezca la participación de la persona con apatía en actividades de la vida diaria que le atraigan.
- Buscar apoyo en familiares y amigos cercanos.
- Buscar ayuda profesional para aceptar la enfermedad y su sintomatología.
- Y por último, tener en cuenta que nuestra actitud y nuestra forma de comportarnos influirá directamente en la persona con apatía.
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