La debilidad muscular está presente incluso en aquellas personas que realizan actividad física de forma frecuente. Mucha gente supone que la participación en algún deporte supone una demanda adecuada para todos los músculos. Sin embargo, si se realiza un test específico frecuentemente se encuentra debilidad muscular incluso en personas que realizan ejercicios con máquinas de gimnasio de forma frecuente a pesar de su “apariencia musculada”.
¿Cómo es posible?
Los movimientos repetidos y las posturas mantenidas en las actividades de la vida diaria (trabajo, tiempo libre, gimnasio…) afectan a la función muscular de forma que, mantenidas en el tiempo, pueden alterar los patrones de movimiento y causar estrés en los tejidos y microtraumatismos que conduzcan a sentir dolor.
Y es que una de las características del sistema muscular es su rápida adaptación a las demandas a las que se ve sometido. Por lo que estos movimientos y posturas mantenidos en el tiempo conllevan cambios en la fuerza que resultan nefastos y contribuyen a alteraciones del movimiento . Estas actividades entonces, pueden modificar la fuerza y la longitud musculares, lo que modifica la participación de grupos musculares y, finalmente el patrón de movimiento.
¿Qué consecuencias tiene?
Para un movimiento óptimo necesitamos una alineación normal de nuestro tronco y extremidades. Si la alineación es correcta, existe menos posibilidad de que se produzcan microtraumatismos en las articulaciones y en las estructuras de sostén. Pero para conseguir esta alineación óptima se necesita que la función muscular sea la adecuada.Por tanto, la debilidad muscular conllevará alteraciones en esa alineación normal aumentando la probabilidad de sufrir lesiones.
Ejemplo:
Para realizar un movimiento, por ejemplo la extensión de cadera, hay unos músculos que deberían ser dominantes para llevarla a cabo: piramidal y glúteo mayor. Esto es así porque sus inserciones proporciona un mejor control del fémur que cuando esa acción la realizan los isquiotibiales. Pero si el glúteo mayor se vuelve débil, los isquiotibiales suelen ser dominantes con la consecuente alteración en el patrón y precisión del movimiento. Esto provocará estrés sobre la cápsular articular en vez de mantener la cabeza femoral en una posición mantenida.
Ahora imagínate que esta persona, con su glúteo mayor debilitado, continúa haciendo ejercicios en máquinas de gimnasio de extensión de cadera con este patrón. Es fácil darnos cuenta que esto le conllevará a desarrollar dolor. Sin embargo, puede ser una persona muy musculada e ir al gimnasio todos los días. El problema no es la inactividad física. Sino que no tiene un patrón adecuado en su extensión de cadera.
Máquinas de gimnasio
La función óptima de nuestro sistema musculoesquelético se conserva cuando hay un movimiento regular y cuando hay variabilidad en la dirección del movimiento de las distintas articulaciones. Cuando existe diversidad en las fuerzas y en la dirección del movimiento de una articulación los tejidos son más propensos a conservar un comportamiento óptimo que cando existe una repetición constante de un mismo movimiento o el mantenimiento de una misma postura.
Ejemplo:
Sin embargo, cuando utilizamos las típicas máquinas de gimnasio estamos realizando movimientos en un único plano del movimiento. Un ejemplo sería el de los ejercicios de extensión de rodilla. Comúnmente en los gimnasios se utilizan máquinas tipo banco de cuádriceps. En ese ejercicio se trabaja únicamente el músculo cuádriceps. Resultaría más beneficioso, por ejemplo, realizar ejercicios de sentadillas. En ellos se trabajan además otros músculos como isquiotibiales y glúteos al mismo tiempo que se implican más articulaciones (tobillo, rodilla y cadera).
De igual forma que en el ejemplo anterior de los músculos glúteos y los isquiotibiales, el fortalecimiento de grupos musculares grandes, sin tener en cuenta las peculiaridades de cada individuo, pueden contribuir al desequilibrio, en vez de corregirlo. Por eso, los ejercicios de resistencia en máquinas pueden contribuir a desequilibrio a menos que se tomen las debidas precauciones.
Con todo esto no pretendemos crear un debate sobre si máquinas de gimnasio si o máquinas de gimnasio no. No se trata de no utilizar las máquinas, sino de darles el uso y protagonismo que se merecen en cada objetivo. De hecho pueden resultar muy útiles si queremos hacer el fortalecimiento específico de músculos debilitados para mejorar nuestro patrón de movimiento. Pero es necesario realizar previamente una correcta valoración del individuo para saber qué necesita fortalecer y cómo.
También queremos recalcar que independientemente de lo musculada que pueda aparentar una persona, eso no quiere decir que esté utilizando sus músculos de manera adecuada o que todos se encuentren en un estado óptimo por igual. De ahí que aparezcan lesiones derivadas de movimientos mal controlados.