La obesidad es uno de los mayores desafíos de nuestro siglo. Se calcula que afecta al 30% de la población mundial. Y su tendencia se estima que irá en aumento hasta poder alcanzar a la mitad de la población en el 2030.
Pero no se trata únicamente de una mera cuestión de estilo de vida. También es consecuencia de la capacidad de cambio. El 50% de los individuos que inicialmente pierden peso mediante dieta y ejercicio, lo recuperan en los próximos 12-13 meses. Por eso se hace necesario también evaluar el componente comportamental.
¿Cómo perder peso con ejercicio físico?
Aunque el ejercicio físico se considera una pieza clave en la reducción del peso, no hay consenso respecto a cuál sería la metodología más apropiada.
Los estudios más eficaces han sido aquellos que combinaban:
- Actividad física
- Control de la alimentación
- Educación nutricional
Uno de los aspectos más importantes es el de inculcar hábitos saludables. No se trata solo de hacer deporte, sino de interiorizar ese cambio en el estilo de vida. Un ejemplo puede ser el uso del transporte público o el desplazamiento activo.
Métodos de entrenamiento
Como métodos de entrenamiento, lo ideal es una combinación de:
- Ejercicios de resistencia aeróbica
- Entrenamiento de fuerza muscular
De esta forma mejoraremos también la capacidad funcional de los sujetos y no se los somete a cargas potencialmente perjudiciales para su salud como la de un entrenamiento de alta intensidad.
Como ya os comentábamos en artículos anteriores, el entrenamiento de fuerza es una estrategia primordial. Es por eso que los entrenamientos de bici/elíptica/cinta de gimnasio, si no van acompañados de un entrenamiento con carga, son insuficientes cuando queremos bajar peso.
Es importante que en la prescripción de ejercicio se consideren todas las variables metodológicas. Se deberían seleccionar de forma racional al mismo tiempo que se tienen en cuenta variables individuales. La adherencia al ejercicio es de especial consideración, ya que es pilar fundamental en el logro de objetivos a largo plazo.
Como punto de partida, los diferentes estudios hablan de una práctica de entre 45-50 minutos, 2-3 veces a la semana.
Sin embargo, como ya anunciábamos, la evidencia científica muestra un bajo rango de efectividad cuando esta modalidad es aplicada en forma aislada. Es decir, sin atender al aspecto comportamental.
Entrenamientos reactive
Por eso, teniendo en cuenta esta evidencia, nuestra forma de trabajo se basa en diseñar entrenamientos combinando tanto ejercicios de fuerza, como ejercicio de resistencia. Teniendo siempre en cuenta la situación individual de cada uno de nuestros/as alumnos/as para adaptar al máximo cada ejercicio. Esto es posible gracias a nuestros grupos reducidos y a una entrevista previa por parte de nuestro personal sanitario que evalúa la situación de cada uno de nuestros usuarios.
A mayores, también programamos de forma mensual entrenamientos en los que incidimos en el trabajo de nuestros eslabones débiles. Aquellas zonas del cuerpo más susceptibles de sufrir alguna lesión. Por eso dedicamos un espacio en nuestra planificación para trabajar la técnica de diferentes ejercicios así como la priocepción y el control neuromuscular.