Todos sabemos que en época de carnaval se producen excesos con la comida. Para ello se suele recurrir a opciones como batidos detox o dietas estrictas, como es el caso de la famosa Dieta de la Piña.
Pero… ¿realmente debería ser una solución saludable a nuestro problema? En este artículo analizaremos nutricionalmente dicha dieta y mostraremos las consecuencias que puede llegar a tener.
Para nuestro análisis empleamos el menú diario propuesto por http://www.dietas10.net/pina/.
Para tener una referencia, tomamos como ejemplo un adulto de mediana edad de 70 Kg de peso.
Déficit energético
Por una parte se encuentra el déficit energético (835,6 Kcal) que aporta esta dieta. Pues no llega ni a la mitad de lo estimado para una persona de dichas condiciones (2000 kcal). Lo que podría suponer un grave problema si se lleva a cabo durante varios días.
Además, la falta de energía junto con un déficit de carbohidratos puede causar amenorrea en mujeres, fatiga, pérdida de masa muscular y depresión, tríada de la atleta o el temido efecto rebote una vez retomamos la alimentación normal. Cabe decir que no es nada recomendable hacer deporte si seguimos esta dieta.
Con el paso del tiempo este déficit calórico severo además genera una adaptación (o mas bién disminución) del gasto metabólico en reposo que hará que ganemos peso más fácilmente al dejarla. Además, esta dieta no permite hacer deporte debido al riesgo de desmayo, por lo que seguirá disminuyendo este gasto metabólico. Y volveremos a ganar el peso después.
Macronutrientes:
En cuanto a los macronutrientes (proteínas, grasas e hidratos de carbono), resulta complicado cuantificar los daños. Esta dieta podría afectar funciones esenciales para nuestro organismo, como es el caso de función muscular, formación de membranas, mantenimiento de una glucemia estable, transporte de sustancias, regulación hormonal (muy dependiente de las grasas ingeridas), etc.
Proteínas
En primer lugar, la proteína total (76,16 g) presenta bajos niveles para poder mantener el régimen hipocalórico (las recomendaciones generalistas más difundidas oscilan entre 0,8- 1g/kg de peso). Se observa que depende en exclusiva del consumo de pollo. Las recomendaciones más recientes y en base también a la sostenibilidad ambiental recomiendan reducir el consumo de proteína animal, diversificarla y dedicarle algo más de espacio a la vegetal (como legumbres).
Grasas
Hablando de grasas nos encontramos con unos niveles de grasa total bastante bajos (10,88 g; apenas un 11,8% del total de calorías). Deberíamos movernos para hablar de una dieta saludable entre el 20% y el 35% de las calorías totales en forma de de grasa ingerida según la OMS. Siempre primando los ácidos grasos mono y poliinsaturados sobre las saturados.
Dependiendo del consumo total de pollo, podría derivar en una fuerte dependencia de la grasa saturada. En este caso echaríamos en falta ácidos grasos importantes para la salud cardiovascular, como el Omega-3, presente en pescados azules y nueces, por ejemplo y que el organismo necesita imperativamente ingerir.
Carbohidratos
Es importante tener en cuenta que la mayoría de los hidratos de carbono (99,52 g) son de tipo simple (98,92 g). A pesar de venir de la piña, y poseer fibra, que disminuye su impacto en sangre no proporcionan la energía duradera que los de tipo complejo de las lentejas, por ejemplo. Y en general existe un déficit de fibra, con unos valores totales de 19,1 g (que podríamos obtener en buena cantidad de cereales integrales, por ejemplo). Deberíamos apuntar a 25-30g como adultos.
Con la cantidad de esta dieta, la glucemia sería complicada de mantener a niveles estables. Lo que quiere decir que se produciría una subida acusada al acabar de comer. Al cabo de poco tiempo, esta hiperglucemia dará paso a una hipoglucemia y aumento del hambre.
Otros efectos del bajo aporte de fibra son: la disminución de la saciedad, mal transito intestinal, cambios en la microbiota intestinal, entre otros.
Micronutrientes (vitaminas y minerales):
En la siguiente tabla (tabla 1) se muestran las cantidades diarias de cada micronutriente (margen izquierdo) aportadas por la Dieta de la Piña. Asimismo, se exponen los valores de referencia de los nutrientesnutricionales
Haciendo una comparación entre ambos valores, se puede observar como ciertas vitaminas, como es el caso de la vitamina B3, B6 y C, se encuentran por encima de los valores de referencia. En esta situación también están minerales como el potasio o el fósforo.
Llama la atención el déficit severo de vitamina A con esta dieta, que conlleva problemas de sequedad en los ojos (xerofalmia), cegeuera, problemas dérmicos e incrementa el riesgo de ciertos tipos de cáncer como el de colon.
Toxicidad asociada
En el caso de las vitaminas mencionadas, al ser hidrosolubles no se almacenan a nivel corporal y diariamente necesitamos renovarlas. Además, las vitaminas de los alimentos presentan formas moleculares y cinéticas de absorción diferentes a los preparados farmacéuticos. Es por ello que efectos como el enrojecimiento de la piel en el caso de la niacina sobrevienen principalmente en casos de suplementación con multivitamínicos y en megadosis puntuales. No es el caso de la dieta de la piña.
Teniendo en cuenta los límites superiores de tolerabilidad (máxima cantidad que se puede considerar “segura” para una vitamina o mineral) propuestos por la EFSA (https://www.efsa.europa.eu/sites/default/files/assets/UL_Summary_tables.pdf ), no cabría esperar toxicidad. Pero, como veremos, sí algunos déficits.
Tabla 1. Cuantificación vitamino-mineral de un día tipo haciendo la dieta de la piña. Resaltadas en amarillo están las vitaminas y minerales que exceden el Valor de Referencia Nutricional (VRN). En el margen derecho están los límites superiores de tolerabilidad (UL) para algunas vitaminas. En algunas vitaminas como la B3 resulta difícil cuantificar este límite superior.
La hiponatremia y la hiperpotasemia (déficit de sodio y exceso de potasio respectivamente) cursadas en esta situación pueden provocar una serie de inconvenientes. Podemos citar la deshidratación, mayor carga a nivel renal, mal funcionamiento del sistema cardiovascular y muscular, entre otros efectos. Se genera un efecto diurético que disminuye el peso corporal, haciendo que estemos más felices por ello. Pero no deja de ser una simple pérdida de agua, un espejismo. Realmente con esta dieta también se nos irá el músculo y la masa grasa seguirá patente.
Otro problema derivado serían los calambres musculares (tetania). Estos son provocados por una bajada de calcio en sangre (hipocalcemia), al no asegurar los correctos niveles del mismo.
De igual modo, esta dieta genera una hipocalcemia, junto con hipomagnesemia e hiperfosfatemia. Juntas interfieren en el desarrollo óseo y en la pérdida de masa ósea. Esto podría dar lugar a una osteoporosis.
Alegaciones de salud
En lo que respecta a las alegaciones que se hacen de tipo milagroso para la dieta de la piña… sentimos deciros que no son ciertas. No vais a mejorar el sistema inmunológico ni, en definitiva, los siguientes parámetros:
- Contribución al mantenimiento o al logro de un peso corporal normal
- Prevención y tratamiento de la celulitis
- Salud vascular y de las venas
- Reducción de las molestias gastrointestinales
- Estimulación de las respuestas inmunológicas
- Mejora de la digestión de los macronutrientes (hidratos de carbono, proteínas y lípidos)
- Mantenimiento de la salud de las articulaciones.
Porque básicamente como dice el dietista-nutricionista Julio Basulto (y cito textualmente) en este artículo: “en Europa está prohibido acompañar a la piña o a los complementos alimenticios que las contienen de cualquiera de las siguientes declaraciones de salud”.
Conclusión
Viendo todas las contraindicaciones que tiene la Dieta de la Piña, no debería de ser una opción en ningún caso. Y menos si la intención es estar varios días a este ritmo. Pues podría suponer un grave problema para la salud.
Recomendamos encarecidamente el establecimiento de un orden y unos hábitos saludables, tanto de alimentación como de ejercicio físico. Que aseguren un buen estado de salud.
Específicamente en materia de nutrición hay más factores en juego que el peso, que al final es más un placebo que otra cosa. Debemos fijarnos más en el ratio masa muscular/masa grasa para ver a dónde tenemos que ir para mejorar. Ninguna dieta o patrón dietético que provoque un déficit calórico peligroso o nutricional debería tenerse en cuenta.
Y desde luego debemos de quitarnos de la cabeza la idea de “compensar” los excesos. La mejor compensación es aquella que no existe porque no hace falta. Debemos ser conscientes de cuántos días estamos comiendo fuera por placer, qué comemos (calidad alimentaria) y, sobre todo, aprender a controlarnos y a decir que no con algunas citas sociales. Sobre todo si implican alcohol de por medio.
Ricardo Estévez Silvia Loureiro
NUTRICIONISTA NUTRICIONISTA
info@ricardoestevez.es sloureirog@hotmail.com
600 01 70 01
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