Es lógico que las personas que no están directa o indirectamente relacionadas con el ámbito sanitario les puedan surgir muchas dudas sobre este tema. Si me duele la espalda, ¿voy a un masajista? ¿a un fisioterapeuta? ¿a un quiropráctico? Si me hago un esguince de tobillo ¿debo ir al recomponedor?
En este post trataremos de aclarar todas estas dudas, explicaros las diferencias entre ellos y a aprender a diferenciar cuándo estamos ante un profesional sanitario.
Profesionales sanitarios
Como haremos mucha referencia a este aspecto a lo largo del artículo, me gustaría comenzar explicándoos qué es un profesional sanitario y qué implicaciones tiene.
¿Qué es un profesional sanitario?
La denominación de profesional sanitario, está descrita en la Ley 44/2003 de Ordenación de las Profesiones Sanitarias, la cual expresa en su artículo 2 lo siguiente:
“De conformidad con el artículo 36 de la Constitución, y a los efectos de esta Ley, son profesiones sanitarias, tituladas y reguladas, aquellas cuya formación pregraduada o especializada se dirige específica y fundamentalmente a dotar a los interesados de los conocimientos, habilidades y actitudes propias de la atención de salud, y que están organizadas en colegios profesionales oficialmente reconocidos por los poderes públicos, de acuerdo con lo previsto en la normativa específicamente aplicable.“
¿Qué profesiones son considerados sanitarios?
En el mismo artículo además establece que las profesiones sanitarias se dividen en dos grupos:
a) De nivel Licenciado: las profesiones para cuyo ejercicio habilitan los títulos de Licenciado en Medicina, en Farmacia, en Odontología y en Veterinaria y los títulos oficiales de especialista en Ciencias de la Salud para Licenciados a que se refiere el título II de esta ley.
b) De nivel Diplomado: las profesiones para cuyo ejercicio habilitan los títulos de Diplomado en Enfermería, en Fisioterapia, en Terapia Ocupacional, en Podología, en Óptica y Optometría, en Logopedia y en Nutrición Humana y Dietética y los títulos oficiales de especialista en Ciencias de la Salud para tales Diplomados a que se refiere el título II de esta ley.
Por tanto, toda aquella persona que, estando fuera de estos grupos, se ofrezca a realizar tratamientos encaminados a tratar una patología, está actuando al margen de la ley y supone un riesgo potencial para la salud de la persona que se pone en sus manos.
Fisioterapeuta
La fisioterapia es una profesión que está regulada por una titulación universitaria, actualmente de 4 años de duración. Su ejercicio como actividad con función terapéutica, está regulada de manera que sólo puede ser llevada a cabo por profesionales con titulación, tal y como recoge la comentada Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias.
Además, los fisioterapeutas estamos obligados a pertenecer a un Colegio Profesional con el fin de proporcionar todas las garantías posibles a nuestros pacientes.
¿Qué hace un fisioterapeuta?
Una de las funciones más importantes que realizamos los y las fisioterapeutas es la de VALORAR. Y es que sin una correcta valoración de cada paciente no podremos llegar a saber cuál es el motivo por el que acude nuestro paciente.
A parte de eso, una vez sabemos el origen de las molestias, planteamos tratamientos acordes. Y para ello los fisioterapeutas nos valemos de medios físicos: calor, frío, luz, agua, masaje, electricidad, ejercicio terapéutico…
( Sí, no solo hacemos masajes… 😉 )
Masajista
Ser masajista es un oficio y no una profesión sanitaria regulada ni titulada. No es una profesión sanitaria y, por lo tanto, el o la masajista no puede tratar patologías ni hacer ningún tipo de actuación terapéutica.
Hoy en día se imparten multitud de cursos, tanto de masaje como de muchas otras disciplinas, en academias privadas que no tienen ningún tipo de validez académica ni están reconocidos oficialmente, por tanto tampoco legitiman para poder ejercer ante lesiones o patologías. Así que por mucho que algunos se escuden en que están “formados”, eso no es suficiente.
¿Significa esto que no puede haber ningún masajista haciendo masaje? Para nada. El masaje no es una técnica exclusiva de la fisioterapia. Solo nos referimos a que los masajistas no pueden realizar acciones encaminadas a tratar un problema de salud. Todo tipo de masajes enmarcados dentro de la estética no tendría por qué suponer ningún riesgo siempre que el centro cumpla con los requisitos necesarios.
Osteópata
En España la osteopatía no es una profesión sanitaria. Sin embargo muchos fisioterapeutas se especializan en esta materia. Se trataría de una herramienta más para tratar a nuestros pacientes pero no existe como profesión tal cual. ¿Cuál es el problema? Que al no estar regulada, como lo está la fisioterapia, muchas personas buscan lucrarse a su costa ofreciendo cursos de formación abiertos para todo el mundo, seas fisioterapeuta o no. Por tanto, si tienes un problema de salud y quieres ser tratado con osteopatía, busca a profesionales que primeramente hayan sido Graduados o Diplomados en fisioterapia.
Quiropráctico
La quiropraxia en España tampoco es una profesión sanitaria. En otros países como Estados Unidos sí que la practican médicos pero en nuestro país no tiene ningún tipo de validez legal. Por tanto, acudir a un supuesto quiropráctico tampoco es apuesta segura para tratar tus problemas de salud.
Curandero / Cacharulo / Recomponedor / Atador
Se trata de personas, casi siempre de avanzada edad, que tampoco cuentan con ningún tipo de formación oficial. Envuelven su trabajo en un halo de misterio de forma que muchas personas piensan que hacen algo así como “magia”. Ellos dicen que sus conocimientos son transmitidos de generación en generación y que no se puede explicar… que “es un don”. Antaño es cierto que pudieran tener su valor, cuando no se disponía de los medios sanitarios al alcance. Igual que el barbero sacaba muelas, pero… ¿a que a día de hoy no lo harías? Por eso, a día de hoy tampoco tiene sentido y supone un riesgo acudir a estas personas para poner tu salud en sus manos.
¿Qué riesgos asumes si acudes por un problema de salud a estas personas?
Si quiere ir a un masajita, quiropráctico o al recomponer, cada uno es libre de escoger a dónde quiere acudir. Pero es importante tener en cuenta que las garantías que ofrecemos los profesionales sanitarios, regulado por Ley, no son comparables a las que te puede ofrecer uno que no lo sea.
Por un lado, este tipo de profesionales no sanitarios nunca van a tener los conocimientos necesarios para diagnosticar y tratar a una persona, así como para tener en cuenta posibles contraindicaciones.
Además, por otro lado, el usuario puede verse desamparado a la hora de querer poner una reclamación en caso de conflicto por la responsabilidad civil. Y es que los fisioterapeutas colegiados sí que tenemos cubiertos estos gastos, lo que supone una cobertura a mayores para las personas que deciden ponerse en nuestras manos.
En consecuencia, ante un problema de salud, sólo pido que exijamos un mínimo para garantizar un tratamiento adecuado y bien fundamentado.
¿Cómo reconocer a un fisioterapeuta titulado?
- Exija la colegiación
- Exija que el centro esté autorizado por Sanidade. Es obligatorio que todos los centros sanitarios tengan la autorización del Servizo Galego de Saúde, debiendo tener visible al público el número de expediente asignado.
- El Fisioterapeuta tiene que estar acreditado por un título universitario.
No se deje engañar. Los problemas de su salud, por su integridad, sólo deben ser tratados por profesionales sanitarios.