El dolor en la parte lateral de la cadera (trocánter mayor) ha sido diagnosticado durante muchos años como bursitis trocantérea. Sin embargo, este diagnóstico no resulta ser el adecuado. Para que realmente existe una inflamación tienen que darse los 4 signos cardinales de la inflamación como son: rubor, enrojecimiento y edema. Hecho que es muy poco frecuente.
De hecho, se ha visto mediante radiografías a pacientes con dolor lateral en la cadera que el 4-46% era por una bursitis real mientras que el 18-50% era por una tendinopatía glútea.
En este artículo queremos centrarnos en describir lo que sería una bursisis trocantérea realmente.
Las bolsas sinoviales
La cadera es una zona especialmente rica en bolsas serosas. De las cuatro bolsas que, generalmente, existen alrededor del trocánter mayor, tres son constantes:
- Entre el trocánter mayor y el glúteo menor
- Entre el glúteo medio y el trocánter mayor
- La más grande e importante se localiza entre el glúteo mayor y el tendón del glúteo medio
La función de las bolsas sinoviales es la de permitir el deslizamiento de la porción anterior del tendón del glúteo mayor y del tensor de la fascia lata, cuando pasan sobre el trocánter mayor, para continuarse con el ligamento iliotibial.
¿Qué es realmente la bursitis?
La bursitis se produce por la fricción repetida entre trocánter mayor y el tensor de la fascia lata. Esto provoca microtraumatismos repetidos en los tendones glúteos que se insertan en el trocánter mayor. Y, a su vez, provoca inflamación local, degeneración de los tendones y aumento de la tensión de la banda iliotibial.
En general, el dolor de la bursitis se localiza en la cara externa del muslo y suele empeorar cuando nos acostamos sobre el lado de la bolsa afectada, aunque en función de la bolsa afectada, la sintomatología puede variar:
- Bursitis iliopectínea: dolor inguinal y cara anterointerna del muslo. Empeora con la extensión de la cadera. Duele a la palpación en la zona inguinal incluso en ocasiones puede notarse un abultamiento.
- Bursitis isquioglútea: dolor se sitúa en la nalga que puede irradiar hacia la parte posterior del muslo. Empeora cuando nos sentamos.
El dolor de la bursitis aumenta en aquellas situaciones en que se tensa la bolsa, es decir, con cualquier movimiento de abducción y rotación de la cadera, como sentarse, subir escaleras o extender el muslo.
Además, como señalábamos al inicio de este artículo, debe de cumplir los requisitos de un proceso inflamatorio: rubor, enrojemiento y edema.
Diagnóstico de bursitis
Para llegar a la conclusión de que estamos ante una bursitis, además de preguntarle al paciente por sus síntomas y realizar una buena exploración, también nos puede ser de utilidad pruebas como la ecografía y la resonancia magnética.
Existen determinados factores que pueden favorecer el desarrollo de bursitis como son:
- Artrosis de cadera
- Patología degenerativa discal lumbar baja
- Artrosis de rodilla
- Dismetría de miembros inferiores
- Debilidad de cadera y musculatura pelvitrocantérea
- Artritis de cadera
- Obesidad
- Pies planos
- Tendinitis de rotadores externos de la cadera
- Contractura de la cintilla iliotibial
En un 25-30% de los casos, pueden asociarse también hormigueos e irradiación por la cara externa del muslo debida a la inflamación de la fascia lata. En ese caso, debemos explorar cuidadosamente la sensibilidad. Si existen problemas reales de sensibilidad podríamos estar ante otro tipo de patologías como: radiculopatías lumbares (L2 y L3), neuropatías de atrapamiento e incluso, una fractura de cuello femoral.
Tratamiento de la bursitis
La mayoría de los casos se resuelve mediante tratamiento conservador (no quirúrgico). Además, el médico o médica puede recetar antiinflamatorios si presenta dolor severo.
El objetivo principal es eliminar aquellos factores que agravan los síntomas como:
- Acostarse sobre ese lado
- Sentarse con las piernas cruzadas
- Utilizar calzado de tacón
- Permanecer de pie o sentado durante períodos prolongados
- Subir y bajar escaleras de forma repetida
- Realizar actividad física de alto impacto
- Obesidad
Fisioterapia y bursitis
El tratamiento de fisioterapia en la bursitis tiene como objetivo reducir el dolor, mejorar la función articular y el equilibrio de la musculatura de tronco, pelvis y miembros inferior.
En su fase aguda el dolor se puede aliviar con reposo, hielo, terapia manual, vendajes y medicación.
Las primeras etapas irán dirigidas a ganar fuerza y control de la musculara glútea y luego a medida que mejore el control de la cadera, dirigir el fortalecimiento muscular a los abductores de cadera.
Sin embargo, cada caso merece una valoración y tratamiento individual para conseguir aliviar los síntomas de una manera eficaz y prevenir su recidiva.