La artrosis de rodilla o gonartrosis es según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cuarta causa global de incapacidad en los países desarrollados. Siendo a día de hoy en nuestro país la artropatía más frecuente en personas mayores de 65 años.
No obstante, y contrariamente a lo que muchas personas piensan, la artrosis de rodilla no es una enfermedad exclusiva de la vejez. Ya que son muchos los factores por los cuales puede provocarse la aparición de la misma. No obstante, si es cierto que ésta tiene mayor incidencia a medida que se aumenta la edad. Siendo más común en mujeres y en personas genéticamente predispuestas.
Como consecuencia de ello, a día de hoy la artrosis de rodilla es la segunda enfermedad crónica con mayor incidencia por debajo de las enfermedades cardiovasculares. Y es que actualmente existen datos científicos que demuestran que partir de los 50 años, todos presentaremos manifestaciones clínicas de artrosis de rodilla.
Por ello, es de vital importancia conocer la artrosis de rodilla, sus síntomas y como ésta va a repercutir en nuestra funcionalidad, autonomía y calidad de vida.
Y es que el conocer la enfermedad, los diferentes tratamientos no farmacológicos existentes, así como las medidas básicas que se deben tener en cuenta en el día a día, marcara la diferencia entre vivir con dolor y padecer una incapacidad o dependencia para realizar las actividades de la vida diaria. O mantenerse el mayor tiempo posible con la máxima autonomía y calidad de vida.
Artrosis de rodilla y su repercusión en el día a día
La artrosis de rodilla es una patología reumatológica que se produce como consecuencia de la degeneración paulatina del cartílago articular que recubre la articulación de la rodilla. Como consecuencia de ello y a medida que la enfermedad avanza la persona afectada presenta:
- Inflamación y dolor en la rodilla.
- Rigidez en la articulación al iniciar el movimiento y después de mantener la rodilla en reposo durante un periodo de tiempo en la misma posición.
- Deformidad progresiva de la rodilla.
- Inestabilidad de la articulación.
- Disminución o pérdida de la movilidad articular.
- Y pérdida de la movilidad funcional.
Lo que provoca que la persona afectada tenga dificultades para la movilidad funcional de la articulación. Lo que provocará una limitación a la hora de realizar las diferentes actividades de la vida diaria.
Consejos para convivir con artrosis de rodilla
1.Mantener un peso corporal correcto:
Debido a la función de soporte que lleva a cabo la articulación de la rodilla en nuestro cuerpo, el peso corporal es uno de los principales desencadenantes de la enfermedad y de su agravamiento. Por ello, todas aquellas personas que sufran de artrosis de rodilla deben controlar y/o perder peso en caso de que exista sobrepeso.
2. Acudir a un servicio de rehabilitación con el fin de:
- Retrasar la evolución de la enfermedad.
- Disminuir su sintomatología.
- Mejorar y/o mantener la máxima independencia funcional.
- Establecer un programa de ejercicios terapéuticos para casa con el fin de prevenir la atrofia muscular, mejorar la amplitud articular y preservar la movilidad funcional.
3. Realizar ejercicio físico de forma diaria (pasear, andar en bicicleta, etc.)
4.Mantener hábitos de higiene postural adecuados que reduzcan el daño articular permitiendo llevar una vida activa sin empeorar la sintomatología.
5. Emplear productos de apoyo tales como bastones y/ o muletas que permitan aliviar el dolor y proporcionar estabilidad y seguridad a la articulación.
6. Evitar el abuso de medicamentos antiinflamatorios y analgésicos.
7. Evitar el reposo absoluto.
8. Emplear un calzado adecuado que sujete bien el pie y proporcione una adecuada estabilidad a la pierna.
9. Tener en cuenta que el tratamiento quirúrgico (prótesis de rodilla) es un procedimiento seguro y de muy buenos resultados. Siempre y cuando la persona se involucre en el proceso de recuperación.
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